Ricardo Ortale: la incomparable voz platense en el mundo de la lírica

El eximio barítono desarrolló una brillante carrera cantando en las mejores salas operísticas del mundo durante muchos años y además, con pasión, se entregó a la docencia

Edición Impresa

Una vez en un reportaje brindado a nuestro diario contó que de niño, “cuando me reprendían, yo lloraba; pero ya lo hacía con música de fondo”.

De ese modo, breve y contundente, Ricardo Ortale definió la pasión que por la lírica despertó en él a muy corta edad. Siendo el menor de cuatro hermanos varones, a los diez años, su madre, una apasionada del teatro y la ópera y viendo en él grandes cualidades para el canto, lo llevó a una representación de “El barbero de Sevilla”, de la que el niño salió deslumbrado, como inmerso en un mundo nuevo y apasionante que adoptó de inmediato para toda la vida.

Nació en La Plata el 9 de noviembre de 1951 en una tradicional familia de nuestra ciudad; cursó la primaria y el secundario en el Colegio San Francisco de Villa Elisa mientras tomaba clases particulares de canto, y al egresar como bachiller ingresó para perfeccionarse al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, al que con el paso del tiempo volvería en calidad de docente destacado.

Su carrera como barítono tuvo una larga y celebrada trayectoria, marco en el cual, en los más importantes escenarios internacionales se destacó por sus interpretaciones en diversas óperas como “La Boheme”, “La Ceneréntola”, “La Dama de Pique”, “La Medium”, “Otello”, “El Zar Saltán”, “La Funciulla del West”, “Socorro, socorro, los Globolinks”, “Aída”, “El Trovador, “Israel en Egipto”, “La pasión según Mateo”, “La guerra doméstica”, “Rigoleto”, “I Pagliacci”, “Antígona Vélez”, “Tosca”, “Norma”, “Aurora”, “Ana Bolena”, “El oro del Rhin”, “Carmen”, “Cavalleria rusticana”, “La Traviata”, “La Falstaff”, “Madame Butterfly” y “Don Pascuale”, entre varias otras.

Su carrera como barítono tuvo una larga y celebrada trayectoria

 

En virtud de la vibrante y emotiva calidad de su cultivada interpretación vocal, fue invitado a compartir escenarios con consagradas figuras de la lírica internacional, entre ellas, Régine Crespin, Elena Obraztsova, Giuseppe Giacomini, Dunja Vejzovic, Martine Dupuy, Lajos Miller, Nicola Ghiuslev, Silvia Mosaca, Leona Mitchell, Leandro Bartolini, Galina Borisova, Ricardo Yost, Dante Ranieri, Mónica Ferracani, Nino Meneghetti, Liborio Simonella, Darío Volonté, Enrique Gibert, Adelaida Negri y la también platense Paula Almerares.

En 1987 y 1988 fue reconocido como el mejor barítono del Teatro Colón

 

En 1984 fue galardonado por la Asociación Wagneriana como el mejor barítono wagneriano; distinguido con el premio a la “Mejor voz wagneriana” por parte de la Institución Wagner; y reconocido en 1987 y 1988 como el mejor barítono del Teatro Colón. En esos mismos dos años la Asociación Verdiana de Opera, lo distinguió como “Mejor valor nacional masculino”.

Por otra parte, el consagrado barítono platense fue finalista en 1987 del prestigioso certamen Liederkranz Fundation de Nueva York y, un año después, en Filadelfia, del Concurso Internacional Pavarotti.

Como reconocimiento a sus méritos líricos y a su entrega interpretativa, la Fundación del Teatro Colón lo becó en 1992 para que se perfeccionara en Munich con el conocido barítono alemán Josef Metternich y poco más tarde, en Londres, con la soprano británica Heather Harper.

En el Teatro Colón se destacó sobremanera por sus actuaciones en Aída junto a Silvia Mosca, Elena Obraztsova y Giuseppe Giacomini; Il trovatore, con Lando Bartolini y Leona Mitchell; La médium, que protagonizó Régine Crespin; L a dama de pique, junto a Galina Borisova; Parsifal, con Dunja Vejzovic y Lohengrin con Anne Evans, Gary Lakes y Ute Vinzing.

Pero Ortale, pese a consagrarse en todo el mundo, mantuvo siempre entrañables vínculos artísticos y afectivos con el Teatro Argentino de nuestra ciudad, en el que también subió a escena con varias óperas y brindando además, como solista, una importante cantidad de conciertos.

A partir de 2006 comenzó a desempeñarse como docente en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, en donde además dictó numerosas clases magistrales. También ejerció la docencia en España y en forma particular.

Aquejado por una grave enfermedad falleció el 7 de marzo de 2012, enlutando así a la lírica argentina profundamente.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE