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La Ciudad |Entre la riqueza del patrimonio forestal y el mantenimiento de las aceras

En la ciudad de los árboles, cada vez hay más veredas destruidas por la expansión de las raíces

Es habitual que haya reclamos de los frentistas por la falta de cuidados de los ejemplares y su impacto en la vía pública

En la ciudad de los árboles, cada vez hay más veredas destruidas por la expansión de las raíces

en diagonal 80 entre 39 y 40 un plátano destrozó la vereda / d. ripoll

28 de Noviembre de 2019 | 02:51
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La “ciudad verde” le llaman a La Plata quienes la visitan y se sorprenden por su destacado arbolado público, sobre todo a esta altura del año, cuando estallan en su esplendor las frondosas copas. Pero desde hace tiempo ese valor urbanístico histórico, planificado desde la misma concepción de la capital provincial, se degrada por la enorme cantidad de veredas (ya de por sí descuidadas) que las raíces de grandes ejemplares levantan. El resultado es no sólo el de un paisaje que afea la vía pública sino que implica además un peligro potencial por la posibilidad de accidentes para los peatones que la transitan.

Igual que sucede con las veredas, que no hay casi ninguna en toda la Ciudad cuyas baldosas estén por completo intactas, ocurre con las cazuelas donde fueron implantados los árboles: es un verdadero hallazgo encontrar una cuadra entera sin que las raíces de los ejemplares no hayan afectado el nivel del suelo. La situación se da tanto en las zonas céntricas como en los barrios, y suele suceder con las especies de gran porte, ya bien crecidas y hasta añosas.

Vayamos a un ejemplo. En contraste con la florida rambla de diagonal 73 entre las plazas Moreno y Azcuénaga, donde por estos días de noviembre los clásicos jacarandás tiñen el paseo de color lavanda, los sectores cercanos a los cordones de la vereda que flanquean el bulevar muestran un mal aspecto. Con la excepción de algunos árboles que no llegaron a rajar la tierra y levantar las piezas de la vereda, ganan por lejos las cazuelas destruidas como consecuencia de la extensión de las raíces.

En ese caso, las hileras de ejemplares que se despliegan a lo largo de las veredas del tramo de la diagonal que va a desde la avenida 44 a la calle 50, de ambas manos, están conformadas por distintas especies, como plátanos, tilos, fresnos y tipas; algunas de ellas de un considerado tamaño que lograron desgarrar el suelo y con las raíces rodeadas de tierra levantada y restos de lajas rotas.

Los vecinos se quejan

Como ocurre periódicamente en distintos barrios, en esa zona los vecinos plantean quejas por el estado en que las bases de las especies arbóreas dejan el suelo. En diagonal 73 casi 44, del lado de los números pares, un ejemplar bien alto y de grueso tronco hizo trizas la cazuela donde fue plantado hace varias décadas. “Estoy en este negocio desde hace más de treinta años y creo que desde entonces ya estaba en malas condiciones. Hay quienes dicen, además, que en cualquier momento se viene abajo”, señaló un comerciante con el local cercano al árbol que destrozó la vereda de esa cuadra.

Es habitual que los vecinos reclamen por la falta de atención a los pedidos de remoción de árboles que se ramificaron por debajo de las veredas y que, en algunos casos, llegan con sus largas raíces hasta las viviendas.

Una zona donde también se advierte el levantamiento de las veredas por efecto de las raíces arbóreas es la de 53 desde 27 a 31.

De acuerdo a los expertos, existe un catálogo de plantas que, por sus características en altura y ancho del tronco, son aptas para forestar los sectores más urbanizados. Dentro de esa lista, el lapacho rosado, con numerosos representantes en la vía pública platense, por su nivel de desarrollo (el tronco puede llegar a ocupar 60 centímetros de diámetro) necesita establecerse en una acera de entre 3 y 4,60 metros de ancho; igual es jacarandá. Otro caso es del plátano, una especie repetida en las avenidas 1 y 13, que requiere de veredas entre 4 y 7, 40 metros. Los tilos, pueden crecer en superficies de entre 3,80 y 7,40.

Distintas ciudades del país, como Mar del Plata o la capital federal, siguen parámetros específicos a la hora de forestar la vía pública y en esos casos se tiene en cuenta la conveniencia o no de plantar determinadas especies.

La Plata, además, es una ciudad que, comparada con otras de la Provincia, fue construida con veredas anchas. Tener en cuenta qué especies, por su nivel de crecimiento, pueden integrar el arbolado público es fundamental para que las raíces no revienten las aceras y las copas no interfieran en la visibilidad de las señales de tránsito, el alumbrado de la luminarias y donde todavía persisten los tendidos de servicios, que las ramas no choquen con los cables.

Lo que suele pasar cuando las raíces llevan mucho tiempo de expansión por debajo de la vereda es que terminan formando como una suerte de escalón que desnivela demasiado el suelo. También dentro de la línea de diagonal 73, en ese caso entre las calles 16 y 48, un tilo gigante destruyó la vereda y elevó por muchos centímetros la mitad de ese sector urbano peatonal. “Una persona mayor, con problemas para desplazarse o de visión, sobre todo de noche, puede tropezarse y terminar muy lastimada”, comentó un comerciante que se mudó a un local de esa cuadra hace cinco meses y que desde entonces y hasta ahora tiene frente a sí esa plataforma cuadrada que cualquiera puede llevarse por delante.

¿Los árboles o las veredas?

En diagonal 80 entre 38 y 39, una zona de intensa circulación peatonal por su cercanía con la Estación de Trenes, un altísimo plátano, con la copa que sobresale la vivienda de tres pisos situada frente al árbol, destruyó la cazuela donde fue plantado y también las baldosas que lo rodeaban y quedó como por encima de todo el resto de la vereda. Por ese sector de la acera, con otra cantidad, además, de piezas destrozadas, no se puede pasar y hay que bajarse a la calzada para poder seguir caminando.

Como se dijo, en la opinión de los especialistas, la presión que ejercen las plantaciones sobre el suelo tiene que ver con el nivel de su desarrollo. Y en ese sentido, se plantean alternativas de solución que no necesariamente pasan por modificar el tipo de árboles que se coloquen en la vía pública.

Hay quienes consideran como propuesta un cambio no ya de las especies arbóreas que han caracterizado a nuestra ciudad sino de las lajas que se utilizan para revestir los espacios peatonales; las baldosas de materiales con alguna porosidad o levemente perforadas permitirían, no como las que se estila colocar en La Plata que son absolutamente compactas, el paso del agua, y así las raíces no se extenderían tanto en busca de ese líquido vital.

Distintas ciudades siguen parámetros específicos a la hora de reforestar; en La Plata no están claros

 

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