A 40 años de un bicampeón sensacional

En 1979, Gimnasia volvía a dejar al básquet de la ciudad en lo más alto, con otro campeonato Metropolitano, el segundo consecutivo

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Fernando Alegre

falegre@eldia.com

El 16 de diciembre de 1979, Gimnasia volvía a teñir el mítico estadio Héctor Etchart de azul y blanco glorioso. En lo que fue la gran final del Torneo Metropolitano de aquel año, el Lobo repetía el desenlace de 1978 ante Obras Sanitarias, y con el 92-84 decisivo, volvía a emerger como el gran campeón del deporte de la naranja por segunda vez al hilo.

Allí, el equipo conducido desde el rectángulo de juego por el talento del base extranjero Clarence Metcalfe, la puntería de Carlos González y los aportes de nombres propios claves como “Finito” Ghermann, Mel Daniels y Michael Jakcson, volvería a poner de rodillas al poderoso Obras de los históricos Eduardo “Tola” Cadillac, Adolfo “Gurí” Perazzo, Carlos “Chocolate” Rafaelli y Carlos Romano, entre otros.

Con un joven Rolando Sfeir comandando la experiencia de su quinteto, el Lobo volvería a deslumbrar en un escenario mítico, en el que escribió quizás su página más dorada.

A 40 años y pocos días de aquella conquista, algunos de sus protagonistas rememoraron aquel momento, marcado a fuego en cada uno de ellos.

“Me acuerdo como si fuera hoY”

Néstor Pasetti era uno de los más jóvenes de aquel plantel. Con apenas 20 años, solía ingresar desde el banco de suplentes para aportar su energía en el perímetro junto al ensenadense Carlos “Cali” López.

Al momento de ser consultado sobre el recuerdo de aquel campeón mens sana, Pasetti manifestó: “Me acuerdo como si fuera hoy. Yo era Juvenil y “Pichón” no jugaba con mucha cantidad de gente. Utilizaba entre siete y ocho personas. No me tocó jugar en la final”, se lamentó. “Con “Cali” López nos “comimos el banco”. Me hubiese gustado entrar, pero no tuvimos la posibilidad porque fue un partido tremendo contra Obras. Realmente jugaron los que estaban muy bien”, destacó.

“Gimnasia tenía en ese momento un equipo muy sólido y muy engrasado en todas sus líneas. Jugaba con un “Finito” espectacular, con un Michael Jackson que mucha gente no lo recuerda, pero era un pivot que había jugado en la NBA y era sumamente importante. Estaba el “Gallego” González, que era un excelente tirador y Metcalfe, que fue una cosa increíble. El tipo, además de llevar la pelota, de contagiar ganas, de meterla, de ponerse el equipo al hombro, agarraba rebotes y, sin hacer cosas extraordinarias, brillaba por lo talentoso y por hacer las cosas simples”, explicó. “Lo podríamos comparar con el “Beto” Cabrera nuestro, que tenía el don de hacer tantas cosas simples y con un resultado muy positivo. El tipo se concentraba y estaba en su mundo. Recuerdo que en el micro de La Plata a Capital, iba tirando con la pelota sin hablar con nadie”, comentó entre risas.

“Gimnasia te aplastaba. Llegamos así a la final con Obras, que era el “cuco” de todo el mundo. Tenían un gran equipo. Era la Selección Argentina reforzada. Supuestamente no le podía ganar nadie e inclusive, en apariencia, nosotros estábamos un poco lejos. Pero Gimnasia era una `maquinita´, un equipo que dejaba muchísimo en la cancha; y teníamos un temperamento sumamente especial con respecto a los demás. Nos nombrabas a Obras y era como que todo se potenciaba”, rememoró Pasetti.

“era un equipo con mucho carácter y mucha personalidad”

Otro de los jóvenes de aquel Gimnasia era Fabián Crivaro. Ligado desde siempre a la institución de calle 4, en la que hoy por hoy juega su hijo Patricio, el pivot también se tomó unos minutos para referirse al campeón del ´79.

“Era un equipo de hombres, con mucho carácter, algunos bastantes cabrones. Con mucha personalidad. Con jugadores altos y roles bien definidos. Hacían puntos todos y Kunkel, que era un buen defensor, también aportaba, sobre todo de segundas chances”, explicó. “Daba gusto ver jugar a Gimnasia porque tenía muchas variantes. La experiencia que aportaban el `Gallego´ González, el `Lepe´ Guitart y `Finito´, el sacrificio de Kunkel, la energía que traían desde el banco “Cali” López y Pasetti y tres extranjeros determinantes. Un joven Pichón Sfeir, gran conductor”, destacó.

el gran recibimiento

“Gimnasia fletó 18 micros al Etchart. La fiesta fue inolvidable”, explicó Pasetti. “Cuando volvíamos, parecía que habíamos salido campeones del mundo. Y no era para menos porque yo creo que, en Básquet, fue el título más grande que debe haber ganado la ciudad de La Plata. La calle era una fiesta. Tengo los mejores recuerdos en mi corazón y en mi alma de esa noche. Gimnasia era grandísimo. Realmente era grande. Eso fue el súmmum”, destacó.

Crivaro, por su parte, añadió: “Recuerdo que la ciudad lo vivió con una euforia notable y el reconocimiento de todo tipo de público que se sintió identificado con ese plantel. Fue la ratificación para que Gimnasia se instalara definitivamente como uno de los grandes clubes, no solo en Capital, sino a nivel nacional. Y al año siguiente, lo confirmó saliendo Campeón Sudamericano en Cúcuta”.

Sin dudas, aquella noche del 16 de diciembre de 1979 y aquel equipo, permanecerán en el recuerdo de todos los amantes del básquet.

 

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