Cristina al límite: pone a Alberto Fernández como su escudero judicial

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Mariano Spezzapria

@mnspezzapria

Cristina Kirchner reveló ayer hasta dónde está dispuesta a llegar con tal de quitarse de encima las causas judiciales que pesan en su contra y de sus hijos Máximo y Florencia. En el alegato político que hizo ante los tribunales de Comorodo Py, la sede judicial donde se concentran las causas por corrupción, puso a Alberto Fernández como su principal defensor frente al supuesto “lawfare”.

Esto es, colocó al próximo presidente de la Nación como su escudero personal ante lo que considera un accionar injusto de magistrados, fiscales, gobernantes y medios de comunicación que se habrían confabulado en su contra para proscribirla de la vida política argentina. Algo que, está a la vista, no solamente no ocurrió sino que Cristina está a punto de asumir como Vicepresidenta.

“Van a tener un problema, porque tendrán que citar a un presidente de la República”, advirtió Cristina al blanquear su estrategia ante los jueces del Tribunal Oral Federal 2 que llevan adelante el proceso en la causa por la obra pública concentrada por los gobiernos kirchneristas (2003-15) en la empresa constructora de Lázaro Báez, señalado como presunto testaferro de los Kirchner.

El argumento de la ex presidenta es que Alberto F. fue jefe de Gabinete entre 2003 y 2008, cuando renunció en medio de la crisis con el campo, y que entonces era quien tenía la firma para autorizar las partidas destinadas a la obra pública. El mismo sayo le puede caber a Sergio Massa, quien sucedió a Alberto F. en la JGM, pero Cristina sólo se ocupó de invocar al futuro Presidente.

Alberto F. no parece rehuir el desafío que le plantea Cristina. De hecho, su nombre está incluido en la lista de 185 testigos que tiene el juicio y desde la semana próxima podría ser convocado a declarar por el TOF2. De ahí la advertencia que les hizo ayer Cristina a los jueces del tribunal, ante quienes no quiso responder preguntas y retrucó: “las tienen que responder ustedes, no yo”.

Cuando aceptó la propuesta de Cristina para convertirse en el candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto F. sabía que el paquete contenía los problemas judiciales de la ex presidenta, que acumula pedidos de prisión preventiva –de los que estuvo a salvo por sus fueros de senadora- y al menos 9 procesamientos en distintas causas, entre ellas la que la vincula al detenido Lázaro Báez.

Por eso el presidente electo se convirtió en uno de los más aguerridos defensores de la tesis del “lawfare”, sobre la que llegó a exponer en una audiencia con el papa Francisco. En la vereda de enfrente sostienen que el término es suerte de una cortina de humo para deslegitimar la interpretación jurídica de la corrupción y bloquear una eventual sentencia condenatoria.

Para Cristina, las causas judiciales que la señalan como la “jefa de una asociación ilícita” implican duros problemas personales. Acusó directamente al juez Julián Ercolini por la enfermedad que padece su hija Florencia, internada en Cuba desde hace largos meses. “Imaginate lo que habrían hecho si Perón y Evita hubieran tenido hijos”, contó que le dice a Florencia a modo de consuelo.

En su alegato político, Cristina también apuntó contra el presidente saliente Mauricio Macri. “El hecho de que una persona sea amigo y tenga empresas no es delito. Si no, cómo lo llamarían al amigo del alma del Presidente (dijo por el empresario Nicolás Caputo) que se quedó con empresas energéticas y nos saqueó a todos”, denunció al hacer una comparación con el caso de Báez.

Lázaro, aclaró Cristina, no fue su amigo sino de Néstor Kirchner. Y tal como había anticipado EL DIA, la ex presidenta e inminente vice de Alberto F. puso sobre la mesa pública el poder político que logró renovar con millones de votos en las últimas elecciones. “A mí ya me absolvió la historia”, sentenció como una forma de minimizar el veredicto que deberán emitir los jueces.

 

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