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La Ciudad |La vida laboral más allá de la jubilación

Entre la elección y la necesidad, historias de los que trabajan más allá de los 75

No son pocos los que pasaron esa edad y tienen empleo. De la realización profesional a la jubilación que no les alcanza, hay varias causas

Entre la elección y la necesidad, historias de los que trabajan más allá de los 75

Marta Márquez (86), modista “ “No puedo estar sin hacer nada, a veces hasta me olvido de comer por la costura. Creo que tengo el ejemplo de mi padre que era muy trabajador, a mi la costura me encanta y por otro lado no pienso en la muerte como lo hacen otras personas a esta edad, yo digo simplemente es algo que algún día llegará”, cuenta la modista, de 86 años.

10 de Febrero de 2019 | 02:18
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Ya sea por necesidad económica, realización profesional o porque sienten que mantenerse activos en el plano laboral es una buena manera de establecer vínculos y estar actualizados, lo cierto es que no son pocas las personas que, pese a superar holgadamente los 70 años, siguen trabajando.

Con un debate en ciernes sobre la posibilidad de alargar la edad jubilatoria, lo cierto es que actualmente hay muchos que deciden mantener un empleo después del retiro, sea por elección o porque con una jubilación no alcanza para cubrir los gastos mensuales o mantener la misma calidad de vida.

En ese contexto la profesora Silvia Gascón, directora del Centro de Envejecimiento Activo y Longevidad de la Universidad Isalud, asegura: “el modelo que proponía una etapa de la vida para aprender, otra para trabajar y una tercera para jubilarse perdió toda vigencia”.

La especialista considera que de hecho muchos jóvenes trabajan mientras estudian, toman un año sabático, cuando pueden y siguen estudiando una vez recibidos. En tanto las personas mayores que se jubilan a los 60 o 65 años, tienen por delante casi tantos años de vida como los que han dedicado a trabajar. “El derecho a seguir estudiando y seguir trabajando modifican sustancialmente nuestras ideas con respecto al sistema educativo, el sistema laboral y por supuesto al previsional; seguir trabajando debería ser un derecho y no una obligación”, apunta Silvia Gascón.

En línea con ese pensamiento, el cirujano maestro Julio Cianflone - 81 - asegura que para él la vejez es otro mas de los estados transitorios y que sentirse pleno depende de los objetivos que se tengan en la vida.

Cuando alguien le pregunta qué espera para jubilarse, responde con sentido del humor: “Que me jubile el de arriba, lo único que espero es que sea bondadoso y de golpe”.

Para el profesional el trabajo no es un peso y agradece a sus padres por haberle inculcado la filosofía de la responsabilidad y al médico cirujano Jack Davis, el maestro que le enseñó que se puede trabajar hasta que el cuerpo dice basta.

“Davis tenía 80 años, habíamos hecho una intervención de 7 horas y al terminar me dijo que a esa paciente la iba a seguir controlando yo; al otro día quien fue mi gran maestro se quedó dormido y ya no despertó”, evoca Cianflones.

El cirujano revela su secreto: “ubicarse y tener objetivos”. “A los 20 se tienen distintas ilusiones, a esta edad son medidas y uno debe ser agradecido, transformar lo negativo en positivo; a mi en 2015 me operaron una lesión maligna y estuve 12 días en terapia intensiva, me tuvieron que volver a operar, no me negué a nada, pero cuando eso terminó no me detuve a pensar en que estaba enfermo, sino que empecé a recuperar mi vida normal. A los dos meses ya estaba operando de nuevo”, confiesa el hombre que guarda sus energías para las cosas que cree importantes y delega cuestiones como manejar porque eso se las quita.

Con una década más sobre sus espaldas, Juan es un tímido comerciante del rubro textil que lleva mas de 70 en actividad, cuando se destaca que su conducta se mantiene inalterable pese al paso de los calendarios solo dice “no hay que hablar de la edad”.

Tampoco necesita hablar de edad Marta Márquez - 86 - que a falta de uno tiene dos trabajos, es modista desde que terminó la escuela primaria en Necochea y ama de llaves de un departamento de diagonal 79, desde hace casi dos décadas.

“No puedo estar sin hacer nada, a veces hasta me olvido de comer por la costura”, afirma con una vitalidad que no frena ni el corset que lleva puesto por su dolor de espalda, ni la artrosis.

Mientras trabaja en un vestido de novia que tendrá listo para el 5 de abril repasa su vida: se casó a los 15, pronto tuvo a su primera hija; enviudó a los 19, se volvió a casar y nació Carlota. Es abuela, bisabuela y tatarabuela, el mayor de esa camada ya tiene 13 años.

A Marta tampoco la condicionan los años que marca el documento, “una vez le hice un traje a una señora de 62 años que dijo que no volvería porque tenía que subir escaleras, cuando yo le dije que tenía 80 años la hija la trató de mañera”, asegura para dar a entender que la actitud es fundamental para “salir a las pistas”.

Marta ya tiene una jubilación, pero retirarse del hilo y la aguja es algo que ni se le pasa por la cabeza. “Creo que tengo el ejemplo de mi padre que era muy trabajador, a mi la costura me encanta y por otro lado no pienso en la muerte como lo hacen otras personas a esta edad, yo digo simplemente es algo que algún día llegará”.

Quien tampoco esquiva desafíos es el taxista Rubén Seoane - 76 -, quien sostiene que seguir al volante es algo que lo entretiene y que lo ayuda en el plano económico. “La situación no está bien, este gobierno nos mató, por eso salgo entre 4 y 6 horas diarias a trabajar con mi taxi”, cuenta.

Rubén no desconoce que los años le dejaron problemas de artrosis, pero eso no le impide subirse al auto y recorrer las calles de La Plata en busca de viajes que le suman un peso a su billetera. Además dice que la “muchachada” lo quiere y que le encanta compartir algún juego de cartas en las esperas o asados en el tiempo libre.

Entre las cosas no económicas que le deja su métier están las charlas con los pasajeros, conversaciones que como si fuera un encuestador, le permiten medir el pulso del ánimo social.

“Ya podría haber hecho un libro, soy taxista desde la época de Onganía”, cuenta y reconoce que si bien el tránsito es medio salvaje en la Ciudad, él se toma sus tiempos porque mientras otros colegas “van como bomberos”, darse el tiempo de observar le da como resultado tomar viajes que ellos no ven.

educación permanente

La especilista en Envejecimiento Activo y Longevidad, Silvia Gascón, apunta algunos aspectos que se deben tener en cuenta. “La primera es la capacitación permanente”, resalta. “Junto a la seguridad económica, el acceso a la salud y los entornos amigables, el cuarto pilar para un envejecimiento activo y saludable es tener oportunidades de educación permanente. En un mundo caracterizado por cambios vertiginosos la posibilidad de seguir capacitándose se convierte en un derecho”.

“Otra cuestión a tener en cuenta es que los horarios de trabajo puede requerir cambios,. Ya no las 8 horas o los 5 días a la semana. Los empleadores en el caso que continúe una relación de dependencia deberían tener en cuenta que la flexibilización horaria podría hacer que personas con conocimiento y experiencia puedan continuar en sus trabajo aportando, a la vez que para las personas mayores y para las personas mayores una oportunidad de seguir inserto en el mundo del trabajo”.

 

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Marta Márquez (86), modista “ “No puedo estar sin hacer nada, a veces hasta me olvido de comer por la costura. Creo que tengo el ejemplo de mi padre que era muy trabajador, a mi la costura me encanta y por otro lado no pienso en la muerte como lo hacen otras personas a esta edad, yo digo simplemente es algo que algún día llegará”, cuenta la modista, de 86 años.

Julio Cianflone (81), médico cirujano “ Sentirse pleno depende de los objetivos que se tenga en la vida. A los 20 se tienen distintas ilusiones, a esta edad son medidas y uno debe ser agradecido, transformar lo negativo en positivo; a mi en 2015 me operaron una lesión maligna y estuve 12 días en terapia intensiva...cuando eso terminó no me detuve a pensar en que estaba enfermo, sino que empecé a recuperar mi vida normal. A los 2 meses ya estaba operando de nuevo”.

Rubén Seoane (76), taxista “ “La situación económica no está bien, este gobierno nos mató, por eso salgo entre 4 y 6 horas diarias a trabajar con mi taxi. “Ya podría haber hecho un libro, soy taxista desde la época de Onganía”, cuenta y reconoce que si bien el tránsito es medio salvaje en la Ciudad, él se toma sus tiempos porque mientras otros colegas “van como bomberos”, el se toma tiempo para observar y tomar viajes que sus colegan no ven.

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