Chau al sueño del tricampeonato

Con la derrota de anoche en la Bombonera, el Xeneize quedó virtualmente fuera de la lucha por el título de la Superliga

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Boca dejó pasa el último tren para prenderse en la lucha por el título y, por consiguiente, también le dijo adiós a su sueño de tricampeonato en la Superliga. Si bien aún conserva chances matemáticas, en términos reales en Xeneize se despidió de la pelea por el primer puesto.

Cayó 2-1 ante un Atlético Tucumán ordenado y esforzado, que enmudeció a la Bombonera. Núñez y Barbona marcaron para la visita, mientras que Ábila anotó para el local.

La visita sorprendió a todos en el amanecer del partido en la Bombonera. Un buen desborde por la derecha de Matos propició el gol de Gervasio Núñez, tras una pifia increíble de Buffarini en el segundo palo. Fue el impacto inicial que descolocó y al mismo tiempo despertó al dueño de casa.

Desde ese momento, el Xeneize fue una tromba, adelantó sus líneas en el campo, tomó control del balón con un gran registro de posesión (65 por ciento en la primera etapa) y generó una gran cantidad de llegadas hasta la portería del elenco tucumano.

Carlitos Tevez se plantó como media punta, por detrás de los hombres netos de ofensiva: Ábila (delantero central) y Sebastián Villa (atacante por la banda). A ellos, se sumó “Bebelo” Reynoso como enlace y administrador de la pelota desde el centro del campo en adelante.

Boca tuvo una más que correcta circulación de balón y, al mismo tiempo, profundidad en ofensiva. Pero cerró el primer tiempo sin sacudir la red porque le faltó justeza en la última puntada. Fue un peloteo xeneize sobre la portería tucumana al que sólo le faltó el toque final.

El complemento empezó con todo. Boca decidido a quemar las naves sabiendo que sólo una victoria le permitiría seguir con el sueño del tricampeonato y el Decano replegado, procurando sostener la ventaja.

Al cumplirse el cuarto de hora, tanto lo buscó el local, que llegó la ansiada igualdad. Se abrieron los centrales del Decano y Ramón Ábila, con gran potencia, aguantó las cargas y se benefició de un mal despeje para poner el empate transitorio en el marcador.

Alfaro apostó al “doble nueve”, con el ingreso de Benedetto en reemplazo de Tevez, pero poco después se derrumbó el plan de juego azul y oro por otro estiletazo visitante: en una gran contra, Barbona capitalizó otros error del fondo local y adelantó nuevamente en el marcador al Decano, con una exquisita definición.

De allí en adelante, Boca cayó en la peor de las trampas: la desesperación. Su juego careció de inteligencia y pausa, para mutar en apresuramiento y atropellos. Al unísono, los de Zielinski se abroquelaron en el fondo, hicieron de la solidaridad un culto y supieron blindar su propia portería ante el asedio final de los de la Ribera. Llegó el final y para Boca se esfumó el sueño del tricampeonato. Los de Alfaro dejaron pasar el último tren.

 

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