Memorias propias, recuerdos ajenos
Edición Impresa | 3 de Febrero de 2019 | 08:46

En momentos en los que la Educación aparece a los ojos de la sociedad como la salida más efectiva a la crisis que afecta su propio núcleo. E, incluso, cuando es también distinguida como un problema sin solución que se precipita en caída libre, la novela Maestra mía, de R. Claudio Gómez, intenta una reconstrucción de las escuelas en la década del 70, a partir de la subjetiva materia que producen los recuerdos. Se trata de una mezcla de biografía apócrifa y ficción real, que actúa de soporte a la historia de un chico que los lectores pueden reconocer en cualquier infancia o en la de sí mismos.
El texto, que no busca el lucimiento literario, funciona como un monólogo sensible a un entorno compuesto por la potencia de la geografía y de las personas en un módico equilibrio. El territorio en el que las cosas suceden es un barrio de la ciudad de La Plata, pero puede ser también un espacio inventado, aunque verosímil.
Lo que tiene de original la historia está constituido menos por lo que de singular emana de los acontecimientos que, paradójicamente, por lo de común que resultarán para los lectores. Maestra mía perfila la identificación con los hechos como guía para su lectura. Todos los capítulos realzan las experiencias, aún las más triviales y las proponen como caminos para entender por qué la generación que atravesó la educación en los 70 siente honestamente que se perdió de algo, al tiempo que entrevió otros asuntos con demasiada ferocidad.
El ámbito es la escuela, pero también la calle, los vecinos, las plazas. En esos sitios se aprende de todo: lo bueno y lo malo. Se reconoce a los amigos y a los adversarios; amanecen los odios y los amores. En definitiva, el texto crea arquetipos que van a perdurar más allá de lo racional y, seguramente, a continuar acaso a pesar de la voluntad por cambiarlos en la vida adulta.
De amena y ágil lectura, el libro funciona como una posibilidad de refutar o ratificar la máxima conservadora de que todo tiempo pasado fue mejor. Maestra mía, por lo pronto, no alcanza a abrir un debate moral sobre el pasado, sólo dice que fue distinto, diferente.
Editorial: Autores argentinos
Páginas: 153 páginas
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