El Indio ya piensa “su” Gimnasia, de cara a la durísima temporada que viene

El técnico albiazul, Darío Ortiz, dejó en claro luego de la salvadora victoria frente a Newell´s, cuál es su idea y puso la vara muy alta

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Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

El proceso futbolístico timoneado por Darío Ortiz tan solo lleva 4 partidos. Tras la salida de Pedro Troglio, el Indio que hace un año atrás había tenido un positivo interinato tras la ida de Facundo Sava con dos empates y una victoria en las últimas tres fechas recuperando a un grupo muy golpeado, fue el elegido por la dirigencia para hacerse cargo. Pero ahora como técnico formal. Y es tan intenso, tan extenuante el hecho de pelear por un descenso, que la carga es tremenda.

Sí, solo 4 partidos lleva Ortiz, con dos triunfos de local (Independiente y Newell´s), mientras que en las salidas cosechó un empate (en el debut con Aldosivi) y una derrota (en el clásico). Todo se vive con tanto vértigo que no da lugar para soñar, y mucho menos para disfrutar. Pero lo ocurrido el viernes ante la Lepra en el Bosque abrió un poco la mirada hacia el futuro.

Salvado dos fechas antes, el Indio se atrevió a contar lo que quiere para “su” Gimnasia que armará una vez que termine la Superliga a su imagen y semejanza para el próximo torneo. Empezará de cero, tendrá la chance de elegir quién se queda y quién se va, y quién llegará.

Y su frase en la conferencia tras la victoria con Newell´s dejó bien en claro lo que busca. “Mi sueño es defender como el equipo del `95 y atacar como el del `96. Ya lo vamos a conseguir”, remató.

Sin dudas, Ortiz apuntó directo al corazón del hincha al recordar dos equipos que quedaron grabados para siempre y que tuvieron como ideólogo a Carlos Griguol. Es más, el propio Indio era parte de aquellos planteles por lo que sabe muy bien como trabajaban, cómo jugaban y lo que se necesita para poder apróximarse a eso. Y el mendocino dejó la vara alta.

Pero recordemos aquellos dos equipos que estuvieron a un paso del título. En 1995, luchando con el San Lorenzo del Bambino Veira; un año después, en 1996, con el Vélez del Pelado Bianchi.

LA DEFENSA DEL `95...

En enero de 1995 para el Clausura, Griguol mantuvo la base con la que había cerrado el año anterior cuando había llegado al Club.

En un torneo de 19 fechas y donde aún se sumaba 2 puntos por partido ganado, el Lobo empezó a hacer la “media inglesa” como decía Timoteo. Esto era ganar de local y al menos empatar de visitante. Pero a mitad de campeonato el equipo empezó a ganar en base a una gran disciplina táctica. Y la parte física con Javier Valdecantos a la cabeza también fue clave, ya que los albiazules empezaron a obtener triunfos o empates sobre la hora.

Leo Noce era el arquero. La defensa eran cuatro que salían de memoria: Sanguinetti, Morant, Ortiz y Dopazo. Una defensa dura, con dos laterales como el Topo y el Cabezón que subían mucho.

La mitad de la cancha se repartía en sacrificio y juego. Por derecha el Mellizo Gustavo; en el medio la entrega de Alonso junto al cerebral Bianco; por izquierda el Yagui Fernández que con su fortaleza física terminó siendo clave.

Arriba Guillermo Barros Schelotto era el diferente. Desnivelaba y buscaba asistir a Lagorio, que era el nueve de área.

Esta fue la base de un equipo combativo, al que era muy dificil convertirle (solo tuvo 13 goles en contra) y desde lo táctico cumplía a rajatabla el pedido de Griguol. Así, casi sin querer, se encontró peleando un campeonato que se le escapó en la última fecha. Un equipo con mucha disciplina y sacrificio, que no solía hacer muchos goles, pero si golpeaba primero, era muy dificil que pierda. Y con un diferente arriba como el Melli Guillermo.

... Y EL ATAQUE DEL `96

En el inicio de 1996 Timoteo pateó el tablero y cambió todo. Algunos nombres siguieron como titulares, pero cambió el dibujo táctico. Atrás quedaba el 4-4-2, y para la nueva temporada pensó en un 3-4-1-2.

En el arco siguió Noce; pero la defensa tuvo a Sanguinetti, San Esteban y Pereyra. El mediocampo mantuvo a sus carrileros: por derecha Gustavo -se asociaba con su hermano- y por izquierda el Yagui era demoledor atacando. Por el centro, dos volantes jóvenes con buen manejo y aceitados movimientos como Yllana y Larrosa.

El Pepe Albornoz como un enganche exquisito generaba fútbol y tenía inolvidables encuentros con Márcico y Guillermo. Tal vez, la máxima expresión de fútbol de ese equipo fue la histórica goleada a Boca en la Bombonera, 6 a 0.

Esa fue la base, y tras la lesión del Beto en la fecha 11, el Pampa Sosa se ganó un lugar.

Manteniendo la disciplina táctica a la hora de defender, era un equipo que practicaba un fútbol de alto vuelo, presión y contundencia (hizo 44 goles y fue el equipo más goleador del certamen). Hoy para muchos Triperos el del `96 es el mejor equipo de la historia del Club.

El Indio sabe de lo que habla por que estuvo en ambos planteles desde adentro. Y sabe también que además de trabajo, deberá tener los jugadores necesarios para llevar a cabo dicha idea. En 4 partidos solo le hicieron un gol (Estudiantes de tiro de esquina) por lo que algo ya empezó a cumplir. Le queda entonces la otra parte, el ataque, nada sencillo pero tampoco imposible.

 

 

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