Macri ante la Asamblea Legislativa: “Los cambios profundos requieren paciencia”
Edición Impresa | 2 de Marzo de 2019 | 02:58

Por M. S.
El Presidente terminó el discurso a los gritos, con una arenga política que levantó a los seguidores de Cambiemos y provocó la reacción opositora. “¡Vamos Argentina, vamos Argentina!”, enfatizó sobre el final de su intervención ante la Asamblea Legislativa, con los ojos húmedos y mirando hacia un recinto dividido entre aplausos y manifestaciones de hostilidad. Ese fue el clima que rodeó ayer a Mauricio Macri en su cuarta presentación oficial ante el Congreso de la Nación.
Según pudo constatar EL DIA, el mandatario lucía reconcentrado al transitar por el salón de los Pasos Perdidos, contiguo al recinto de la Cámara de Diputados, con el semblante propio de quien se dirigía a protagonizar una batalla simbólica con la oposición. En ese marco, terminó privilegiando los temas que lo diferencian del kirchnerismo –como la prédica anticorrupción-; hizo un solo anuncio concreto –la actualización de los planes Asignación Universal por Hijo y no dio certezas sobre la salida de la crisis económica.
En el arranque de su presentación, Macri pronunció una serie de frases destinadas a reconocer que la situación del país no es la mejor: “cambiar en serio implica atravesar dificultades”; “las transformaciones llevan tiempo”; “nos hacemos cargo de lo que nos toca”; “soy el primero en saber lo que han sido estos meses de angustia”; fueron algunas de ellas. Y el concepto general de su discurso se complementó con esa idea: “los cambios profundos requieren paciencia”, advirtió.
De hecho, puso un ejemplo sobre la abstracción con la que machacó reiteradamente, al afirmar que una señora le había comentado que no se fue de vacaciones, pero que pudo conectar la cloaca y el agua corriente en su domicilio. Macri apeló de esa manera a la lógica del esfuerzo y el sacrificio antes que lo que se consigue fácilmente, contraponiendo el rumbo de su administración con el que tenía el gobierno anterior. “La Argentina está mejor parada que en 2015”, aseguró.
“Si hubiésemos elegido el camino del atajo estaríamos parados en relatos y no sobre bases sólidas”
Esa comparación estuvo presente en todo el discurso presidencial, que se extendió exactamente por 48 minutos y 20 segundos. “No estamos a la deriva ni poniendo parches”, sostuvo el jefe de Estado e inmediatamente agregó: “Si hubiésemos llevado el camino del atajo, estaríamos parados sobre el relato. Pero estamos parados sobre bases sólidas”, remarcó. Aunque no logró transmitir confianza en materia económica, en lo que se convirtió en el Talón de Aquiles de su gestión.
A tal punto, que se escucharon murmullos cuando Macri pidió que se activen las pymes y los opositores directamente se pararon para ovacionarlo –en una actitud sarcástica- en el pasaje en el cual enumeró algunos “logros” económicos anteriores a la mega-devaluación de 2018. A esa altura de su exposición, una mujer llamada Joanna Picetti –elegida diputada por Cambiemos, aunque nunca llegó a asumir- ingresó al recinto para increpar al Presidente, burlando la seguridad.
No fue el único hecho extraño en el recinto de la Cámara baja. Una diputada opositora, Araceli Ferreyra, levantó con una mano una planta de marihuana y con la otra un cartel que decía “autocultivo ya”, mientras que Carrió –que no podía fumar en la banca- se calzó unos lentes oscuros como si estuviera en la playa. A su vez, Axel Kicillof y Mayra Mendoza se sentaron en el mismo lugar, dado que no había más espacio en el abarrotado bloque del kirchnerismo.
Desde ese lugar, ubicado a la izquierda del hemiciclo, partieron justamente los comentarios más filosos contra el Presidente, sobre los cuales Macri dijo –en dos oportunidades- que “los gritos, los insultos, no hablan de mí sino de ustedes”. En medio de esa tensión política, el mandatario hizo el único anuncio que contuvo el discurso: un próximo aumento del 46% para la Asignación Universal por Hijo (AUH) y le enrostró al kirchnerismo sus buenas migas con Nicolás Maduro e Irán.
“Acá hubo un nacionalismo cobarde”, arremetió el Presidente, que terminó su presentación exaltado y cargando contra “los predicadores del miedo y la resignación”.
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