Fallas injustificables en el funcionamiento de hospitales públicos

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Hace ya muchos años que varios de los hospitales públicos de la ciudad vienen sufriendo una sucesión de deficiencias, en situaciones que ponen en riesgo su funcionamiento y que, en ocasiones, debieron derivar en clausuras temporarias de pabellones o salas, derivándose a partir de allí la suspensión de cirugías y otras acciones médicas programadas. Se habla, por ejemplo, de filtraciones en sus techos, cortes de energía eléctrica y otras falencias que suelen afectarlos y que causan, por cierto, una justificada inquietud.

En las últimas horas una de estas circunstancias volvió a presentarse en el hospital San Martín, en donde un nuevo corte de luz expuso la fragilidad de los generadores. Tal como se informó, en horas de la noche y por unos 40 minutos el Hospital se vio privado de energía eléctrica y de toda respuesta eficaz por parte de los grupos electrógenos que deberían haberse activado de manera automática.

El hecho –que suscitó el reclamo de la entidad que nuclea a los profesionales médicos- recordó otros cortes que obligaron a los profesionales a recurrir a la luz de los teléfonos celulares. Según señalaron, la interrupción energética puso en vilo al Policlínico y fue el área de Neonatología la que se encontró más complicada. Se explicó que allí los monitores y demás artefactos se apagan, porque las baterías se agotan rápidamente.

Los profesionales del hospital reclamaron a las autoridades que se concluyan en forma perentoria las tareas de mantenimiento y de puesta en valor de todo el sistema de emergencias en el hospital, en tanto que las autoridades del nosocomio señalaron que se está investigando cuál fue la falla que impidió que los generadores eléctricos se activaran.

Al margen de que en todo lugar se originan desperfectos e imprevistos similares, el hecho de que tales episodios ocurran en lugares destinados a la atención de enfermos originan, como es de suponer, una preocupación mayor. Se habla de situaciones incompatibles para un nosocomio y que, en el caso del ex Policlínico generan una especial inquietud, ya que se habla de un referente sanitario que fue de primer nivel en la Provincia, rector en lo que se refiere a actuar como modelo de buenas políticas sanitarias, que ha servido siempre como trascendente centro de derivación.

A grandes rasgos corresponde también reseñar que en otros centros de salud de renombre, como lo es, por ejemplo, el Hospital de Niños de nuestra ciudad, se han registrado problemas graves, como cortes en el suministro de oxígeno que se extendieron más de lo debido, ya que ese soporte debe ser permanente. Estas y otras falencias suelen obligar a médicos y enfermeros a enfrentar las emergencias, apelando a sus conocimientos y experiencias, improvisándose, en ocasiones, asistencias que resultaron casi siempre exitosas, aún cuando ese tipo de situaciones no se corresponden en modo alguno con los recursos de atención actualizados y eficientes con que debe disponer cualquier hospital durante las 24 horas de cada día.

En el marco de un notable crecimiento de las demandas que se vuelcan sobre los hospitales públicos bonaerenses, acosados por otras circunstancias críticas como, por ejemplo, la migración de médicos y enfermeros hacia otros centros de salud que ofrecen mejores salarios a su personal, el nivel de la salud pública en la Provincia y su muy rica tradición exigen y justifican que se les preste una mayor atención a sus necesidades y una respuesta eficaz a sus carencias.

 

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