Escritos fuera de molde
Edición Impresa | 3 de Marzo de 2019 | 08:24

El escritor y psicoanalista Luis Gusmán publicó al unísono tres ensayos literarios escritos en diferentes registros que dan cuenta de su versatilidad en la escritura pero, sobre todo, su capacidad para articular una posición en la tradición literaria: la de una literatura que escapa a la linealidad y se construye de a pedazos, como una “práctica inestable”, según sus propias palabras.
“La valija de Frankenstein” (Edhasa), “La literatura amotinada” (Tenemos las máquinas) y “Esas imbéciles moscas” (Godot) son los tres libros que Gusmán (Buenos Aires, 1944), autor de la novela “El frasquito” y cofundador de la revista Literal, lanzó en diciembre después de algunos años trabajándolos y cruzándolos hasta que tomaron cuerpo propio.
Los textos de Gusmán entran en diálogo con obras y autores -“La literatura amotinada”, por ejemplo, sintoniza con Ricardo Piglia, Héctor Libertella y Leónidas Lamborghini- pero fundamentalmente son modos de leer y entender la literatura: el título de uno de ellos, “La valija de Frankenstein”, condensa esa idea al retomar como recurso metafórico la criatura de Mary Shelley hecha de pedazos de cadáveres.
“Para mí, la literatura es una práctica inestable. El punto de encuentro es la inestabilidad y la mescolanza”
“Pareciera que los tres libros se armaron como ‘La valija de Frankenstein’ -dice Gusmán-, un poco de azar, mucho de mescolanza. Hay un hilo que atraviesa los tres y es lo que llamás dinámica; para mí, la literatura es una práctica inestable. El punto de encuentro es la inestabilidad y la mezcolanza. Cómo los protocolos de lectura van cambiando. En mi época, mi primer libro “El frasquito” era subversivo y de vanguardia, fue prohibido. Para mí, tenía cierto tono dramático: hoy ciertos lectores jóvenes dicen que es divertido. Cuando a Borges le preguntaron cómo iba a ser la literatura del 2000, respondió “si me dicen cómo se va a leer en el año 2000, les puedo decir cómo va a ser esa literatura”. Se trata de intersecciones, entrecruzamientos”.
Para el escritor argentino, además, “la linealidad es un obstáculo para la lectura. (James) Joyce cuando se decide a escribir “Finneganns Wake”, le dice a su editora que ‘la trama continuada, la literatura estereotipada, ya no transmiten mas’. Si pienso en la literatura mal compaginada es una metáfora que atenta contra esa trama continuada de la literatura. Hay metáforas dormidas durante mucho tiempo, solo las lecturas las pueden despertar.
Barthes decía, hablando de “Mobile” de Michel Butor, que cada vez que aparece un libro hay que ver en la crítica regular aquello que ha sido herido. Leónidas Lamborghini atentaba todo el tiempo contra el poder establecido. Para él, la parodia, y la risa era el arma, que distorsionaba, despertaba las metáforas dormidas de una lectura y una escritura de la tradición gauchesca que había reducido el género a cierto costumbrismo”.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE