Hurtado y Vargas revolucionaron el Bosque
Edición Impresa | 4 de Marzo de 2019 | 04:21

Por WALTER EPÍSCOPO
De cara al fin de semana XL, el partido un domingo a las nueve y media de la noche parecía lejano. El Tripero estaba ansioso por volver a ver al equipo en lo que iba a ser la presentación de local de Darío Ortiz desde que asumió como técnico.
El empate en Mar del Plata parece haber traído vientos de cambios y para que el empate en la Feliz tuviera un poco más de gustito, ante Independiente el Lobo debía ganar.
Los Ortiz en pleno se ubicaron por la platea Techada. Hijos y nietos del técnico hicieron fuerza por su querido Lobo y obvio, por Darío.
Clima ideal en el Bosque y en la previa el merecido homenaje para el Súper Senior bi campeón el año pasado. Aplausos de la gente, las fotos, y la copa de los dirigidos por Fabián Noce, que tuvo como capitán al Indio Ortiz, que por cuestiones obvias de estar metido en el partido que se venía con el Rojo, no estuvo para la foto.
En cada sector del estadio no se habló más que de, “hoy hay que ganar”. En esa locura de mirar los resultados de “otros”, las victorias de Argentinos y Patronato no pasaron desapercibidas.
Luisito De Blasis, padre de Pablo, crack salido del semillero Tripero que hoy juega en España, con los ojos húmedos recorría el Bosque como encontrando recuerdos. “Vuelvo a la cancha después de varios años... Desde que se fue Pablo no vine más”, cuenta este hincha albiazul como pocos. Y esto fue a mediados de 2012. “Pero hoy vine porque el Indio Ortiz es mi amigo y quería estar con él en este momento”, remata.
Cerrado aplauso para Ortiz cuando lo nombró la voz del estadio, y también para el equipo cuando terminó el primer tiempo. A pesar del 0 a 0, lo mostrado por los mens sana era bueno ante el “gris” elenco de Holan.
Familiares y amigos del venezolano Jan Hurtado mostraban una bandera en apoyo al “Negro” como ellos mismos le dicen y para Jesús Vargas, que volvió loco a la gente afuera y a la defensa del Rojo adentro.
El segundo tiempo arrancó con el tempranero golazo de Lorenzo Faravelli y el delirio del pueblo Tripero que gritó con alma y vida. Hernan Ortiz, uno de los hijos del Indio abrazaba a su hija con lágrimas en los ojos. Matías Melluso cantaba a la par de la gente pensando en poder volver en el clásico.
La gente disfrutó del triunfo y del nivel del equipo. Y además empezó a palpitar el clásico del domingo
El Lobo se perdía chances de aumentar una y otra vez, los minutos pasaban y el Rojo que apretaba también. Los tres jugadores que salieron fueron ovacionados, Hurtado, Vargas, que revolucionaron todo con su velocidad, ganas y frescura juvenil; y Faravelli, que desde que está en el Club recibió por primera vez el regalo de la tribuna y el “olé, olé, olé, olé, Loro, Loro”.
En los últimos minutos fueron con sensaciones encontradas. El festejo por ver un equipo que atacaba pero no lo remataba y sufría. Con el final llegaron los abrazos. Ortiz tras abrazarse con sus ayudantes se fue solo corriendo al vestuario. El Lobo debía volver a sumar de a tres y lo consiguió. “El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar”, fue el cántico del final de la noche pensando en el clásico, en medio de una catarata de aplausos.
La gente se fue feliz del Bosque más allá del triunfo, ilusionada por lo que mostró el equipo, pero los propios jugadores, también.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE