En un golpe comando, roban unas 200 baterías valuadas en más de $ 600 mil
Edición Impresa | 10 de Abril de 2019 | 02:12

Habían pasado pocos minutos desde que a las 8.30 de la mañana del lunes dos empleados abrieron un local de baterías para autos de Los Hornos, cuando vieron entrar a tres hombres que se presentaron como clientes.
Bien vestidos, con apariencia de tener entre 40 y 45 años, ambos representaron bien su rol de clientes interesados en comprar una batería para un Ford Escort, hasta que estuvieron seguros de no correr riesgos y sacaron las armas. Un rato después escapaban del lugar en dos camionetas cargadas con unas 200 baterías valuadas en más de 600 mil pesos.
El escenario de esta secuencia fue el comercio “Baterías Willard”, que está en 66 entre 144 y 145.
“Cuando me di vuelta, me encontré con que le estaban apuntando con un arma en la cintura a mi compañero, contó ayer a este diario Federico Casal (42), quien estaba en el lugar con otro vendedor, Tomás Matrella (22).
Desesperado, Casal abrió la caja registradora y les ofreció a los ladrones los “2.000 pesos que había en cambio” mientras suplicaba que no le hicieran nada a su compañero. Pero los asaltantes no parecían muy interesados en el dinero.
Encañonando también a Casal, lo obligaron a sentarse en la silla del escritorio, “mirando para abajo”, recordó la víctima.
No sólo eso. También escuchó de uno de los ladrones, con tono firme y a modo de advertencia, “si respirás de más, te quemo”.
Le ordenaron también que si “llegaba a entrar un cliente les informara que no estaban trabajando porque se había caído el sistema”, explicó el empleado.
En su charla con este diario Casal resaltó que los delincuentes le aclararon de entrara que estaban allí “por las baterías”. Por eso, sin perder tiempo fueron a la parte posterior del comercio, donde había una importante cantidad de mercadería, que comenzaron a cargar en una camioneta del local.
“La llenaron y se fueron por el sector del garaje. Luego vinieron uno o dos delincuentes y entraron por ahí mismo una camioneta tipo Traffic que completaron con otra tanda grande de baterías”, detalló Casal, agregando que recién entonces escaparon.
Estimó luego que llevaron aproximadamente 200 baterías, además de la camioneta del negocio y los 2.000 pesos que pareció rechazar en un primer momento, además del celular de Matrella, una impresora fiscal y hasta una máquina para cortar pasto.
Para garantizarse una fuga sin sobresaltos, antes de irse le sacaron la batería al celular de Casal.
“Actuaron como profesionales”, reflexionaron las víctimas, sin pasar por alto que el delincuente que se quedó vigilando a Casal le repetía que se quedara tranquilo, “porque ya se iban”.
Estimaron los testigos que la banda permaneció en el negocio “entre 20 y 25 minutos”. Antes de escapar encerraron en el fondo a los empleados, que fueron liberados por una vecina “que pasó y escuchó que golpeábamos”, relataron.
El del lunes fue el primer robo que sufrió el negocio en los 14 meses que lleva de actividad.
Terror EN UNA PINTURERÍA
El vendedor de una pinturería del barrio La Loma y una clienta vivieron momentos de tensión durante un asalto ocurrido promediando la tarde del lunes.
El episodio se registró en el local “Arco Iris”, que funciona en la esquina de 39 y 31, donde pasadas las 16.30 de ese día entró un delincuente que primero simuló ser un cliente más.
Según el empleado que estaba del otro lado del mostrador en ese momento, Franco Bramajo (37), el ladrón parecía tener entre 20 y 25 “y se metió apenas salió un cliente”.
Mientras atendía a una chica, Franco le preguntó qué necesitaba. El joven se mostró interesado en un aerosol, “pero enseguida me dio un empujón y sacó un arma”, recordó.
Luego de apoderarse de “unos 5.000 pesos” de la recaudación, el delincuente obligó al vendedor a meterse en el baño. En simultáneo, despojó del dinero de la billetera a la clienta y le preguntó si en la mochila tenía más plata.
“La chica le aseguró que sólo tenía unos papeles y cosas de muy poco valor. Pero este pibe desconfió y al dar vuelta la mochila, cayó más dinero”, reveló después Franco.
Fue el instante de mayor tensión, por cuanto, enojado por esa circunstancia, el asaltante soltó una frase que aterró a la damnificada “te tendría que pegar un tiro, hija de puta”, apuntó el vendedor.
El delincuente permaneció en el lugar unos 14 minutos, según calcularon las víctimas. Guardó el dinero en una bolsa del local, encerró a la clienta y al vendedor y volvió a la calle.
Como no le puso llave a la puerta las víctimas salieron apenas escucharon, otra vez, el silencio. “En este local ya tuvimos 16 robos en los últimos 8 años y yo ya llevo 10 asaltos con armas”, concluyó.
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