BAFICI: “Quedarse en casa”, cuando dos chicas que se chocan con los monstruos de la adultez

La usina platense se sigue mostrando en el Festival de Cine Independiente, que termina el domingo, con el cortometraje realizado por la egresada de la UNLP Luisina Anderson

Dos chicas al borde de la adolescencia juegan una mañana en su casa; en la tele, aparentemente de fondo, se narra un femicidio: así inicia “Quedarse en casa”, cortometraje realizado por la entrerriana Luisina Anderson, cineasta, fotógrafa y docente licenciada en Comunicación Audiovisual por la UNLP, que se presenta esta noche, desde las 23, en el Multiplex Belgrano porteño, en el marco de la muestra de cortomerajes argentinos del 21° BAFICI.

El corto comparte varios integrantes de equipo con “La distancia”, otro filme de la usina platense que se presenta en el festival de cine independiente (Franco Palazzo, director del largometraje, es el DF del corto y Luisina es la DF de su largo; Roberto Bernasconi, editor en “La distancia”, codirigió la ópera prima de Anderson, “Arriba quemando el sol”), reflejo de los entrecruzamientos constantes en el cine surgido de las aulas de Bellas Artes como “Quedarse en casa”, realizado por la directora como parte de su trabajo de tesis.

“Empezó con una pequeña situación de narración: dos chicas de 12 años pasan una mañana en la casa mientras en la tevé se narra un femicidio. Pero esos dos ejes en un principio aparecen separados, porque ellas están en su mundo, jugando, pero de a poco se van mezclando”, relata la directora en diálogo con EL DIA.

Anderson eligió a sus dos protagonistas tras un largo casting y encuentros para charlar y que jugaran juntas, realizó con las actrices clases de baile y ensayos, al punto que las dos chicas se hicieron amigas de verdad mientras la directora “me metía de nuevo en esa edad”, y filmó esa relación como si fuera un juego, reescribiendo incluso el guion para desestructurar y “respetar sus formas”.

Y así filmó esta historia donde el mundo exterior invade este paisaje idílico y lúdico de las chicas. “Es una edad donde son niñas, pero sus cuerpos empiezan a cambiar, empiezan a transitar el camino a la adultez: por momentos las ves adultas, por momento niñas”, explica Anderson la dualidad que propone el corto.

“Y ese juego viene ligado al relato: es el despertar de dos mujeres que se dan cuenta que no están tan libres, en ese mundo de su infancia, que empiezan a ver elementos que las van a condicionar. Pero no como víctimas, sino dándose cuenta de que es necesario tomar una posición: creo que es algo que a muchas nos pasó, darnos cuenta que no todo es color rosa, que hay que enfrentar un montón de monstruos”.

“Es la edad, analiza Anderson, donde “empiezan las imposiciones, el ‘tapate’, el cuestionamiento sobre el cuerpo, sobre como tenemos que ser…”, agrega la realizadora, que avisa que más allá del avance del debate sobre las imposiciones de género en la sociedad, “no es algo que se resolvió, sigue estando, pero se discute. Entonces se puede empezar a pensar otras formas en que podemos construirnos”.

Y en ese sentido Anderson, que sintió el corto como “sacarme algo que tenía adentro”, algo que apareció durante el caso Lola Chomnalez y su cobertura mediática, propone con “Quedarse en casa” un replanteo de “qué contamos y hasta dónde contamos, si nos tenemos que ver como víctimas: con mi corto quise empezar a discutir eso, hasta donde estoy encerrando a las personas en el lugar de víctimas con mi relato”.

Las chicas que no son grandes, las temáticas sin resolver en torno a esos cuerpos y al género, el femicidio resonando en la televisión, ominoso, y la idea de que más que víctimas, tienen que resistir: “Quedarse en casa” construye tensión con estos elementos, procurando, dice Anderson “no cerrar interpretaciones, no generar finales felices: generar una incomodidad permite que sigamos pensando algunas cosas”.

 

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