Tests genéticos y tecnología de avanzada, nuevos aliados para alcanzar el peso ideal

Cada vez más nutricionistas se apoyan en estudios de ADN y bioimpedancia para diseñar planes alimentarios de mayor efectividad

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Nicolás Maldonado

nmaldonado@eldia.com

Como sucede a menudo con la investigación de avanzada, que a la larga termina teniendo una aplicación popular, algunas herramientas nutricionales reservadas antes a deportistas de elite han comenzado a estar a la mano de personas que buscan alcanzar su peso ideal. Es el caso de la nutrigenómica y los estudios de bioimpedancia, dos nuevos recursos que algunos especialistas en Nutrición están utilizando ya para desarrollar planes alimentarios personalizados de mayor efectividad.

A diferencia de la balanza, la talla y el Indice de Masa Corporal (las herramientas tradicionales en que se basan los nutricionistas), los estudios de bioimpedencia y los tests de nutrigenómica permiten obtener información muy precisa sobre la forma en que cada persona acumula grasas en su cuerpo y cómo los alimentos inciden sobre éste a nivel molecular.

“La ventaja de pasar de una metodología clásica a un enfoque molecular está directamente relacionada con el hecho de que los efectos de los alimentos en la salud no pueden ser completamente entendidos sin una comprensión más profunda de cómo los nutrientes actúan a nivel molecular”, explica la especialista en Nutrigenómica Jimena Jamardo desde el Centro de Nutrición y Salud Nutrihouse.

A partir de un hisopado de la mucosa bucal, los tests nutrigenéticos permiten determinar los polimorfismos, esas peculiaridades genéticas que posee cada persona y que la hacen proclive a desarrollar determinada condición. Gracias a ellos los nutricionistas pueden conocer las mayores o menores chances de ese paciente (con respecto a la media de la población) a tener tanto una intolerancia a la lactosa o al gluten como a desarrollar obesidad, además de otros valiosos datos sobre la forma en que su organismo metaboliza las proteínas, hidratos de carbono y grasas; responde al ejercicio físico; se vale de los minerales y antioxidantes o controla el mecanismo de saciedad.

En resumen, “el test nos permite a los profesionales contar con información muy precisa para ajustar o introducir nuevos hábitos nutricionales que refuercen las probabilidades de éxito de los pacientes a la hora de mejorar su salud y mantenerse en su peso ideal”, explica por su parte la licenciad en Nutrición Belén Kain.

De la mano de este recurso, la ciencia de la nutrición incorpora, en el siglo XXI el conocimiento del metabolismo, de las interacciones entre genes y-nutrientes y de los alimentos, con la finalidad de mejorar la alimentación y ofrecer planes nutricionales cada vez más más a la medida de cada quien.

BIOIMPEDANCIA

A la par de la nutrigénómica, la bioimpendancia -la otra gran herramienta que están comenzando a utilizar algunos los nutricionistas- consiste en un método de alta precisión para analizar la composición corporal. Para ello se basa en un equipo que mide, en forma indolora y no invasiva, la resistencia que nuestro cuerpo opone al paso de una pequeña corriente eléctrica.

Dado que la grasa -a diferencia de los músculos, huesos y vasos sanguíneos- es una mala conductora de electricidad y genera una mayor resistencia a su paso, el estudio de bioimpedancia permite conocer al detalle su porcentaje y su distribución en los tejidos biológicos.

¿Para qué sirve esa información? Sirve ante todo para dar una mejor batalla al sobrepeso y la obesidad, aunque su espectro de aplicaciones es mucho mayor.

“A partir de los resultados de una bioimpedancia los nutricionistas podemos desarrollar el enfoque nutricional más adecuado para cada paciente y monitorear los resultados del plan nutricional”, explica Jamardo al comentar que el estudio también permite detectar otros desequilibrios, relativos a la mineralización, bajo peso o porcentajes insuficientes de masa magra prediciendo así problemas a largo como fracturas y desnutrición.

Pero además de contribuir al diseño de una dieta a medida, este estudios “resulta de enorme utilidad para enfocar la educación alimentaria de cada paciente, ayudándolo a que entienda mejor por qué ciertos alimentos no deberían ser parte de su dieta habitual”, explica Kain.

Herramientas antes reservadas para deportistas de elite hoy se aplican para lograr el peso ideal

 

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