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La Ciudad |Tras la histórica elección de autoridades en la Universidad de Córdoba

Lejos del radar del Rectorado, el voto directo abre el debate en la UNLP

En la comunidad académica platense voces a favor y en contra de este sistema consideran “importante” discutir las formas de participación electoral. Desde la Presidencia de la Universidad, en tanto, evitan ahondar en el tema

Lejos del radar del Rectorado, el voto directo abre el debate en la UNLP
27 de Mayo de 2019 | 02:41
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“Revoluciones como la Reforma de 1918 o el Mayo Francés empezaron en las universidades. Y lo que ha ocurrido en Córdoba, donde hace un siglo comenzó todo, es trascendental para la educación pública, porque puede cambiar un paradigma. Sin embargo, no nos detenemos a pensarlo”. De esa manera, un histórico profesor de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) expresaba su perplejidad por la “indiferencia” que días atrás siguió a la elección en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) donde, por primera vez en sus 405 años de existencia, se aplicó el voto directo con recuento ponderado. No entendía -protestaba- por qué no se hablaba, ni se escribía -o muy poco- ni se discutía sobre este “hito”: la UNC, piedra fundamental de la Reforma Universitaria, decidía que la votación indirecta por Asamblea -la misma que rige en la UNLP- era un sistema “desgastado” y daba “este paso histórico en la democratización académica, uno más dentro de nuestro espíritu reformista”, describió a EL DIA el rector reelecto, Hugo Juri.

Frente al hecho, ¿cuál es la postura del presidente de la UNLP, Fernando Tauber? ¿Cree que es viable aplicar el sistema de votación cordobés en la Universidad local? ¿Considera necesario dar el debate?, quiso saber este diario. En el Rectorado, la respuesta fue taxativa: “No tenemos nada para decir. No es un tema que esté en nuestro radar. No hay mayores razones para opinar acerca de la elección de Córdoba”.

Para el decano de la facultad de Arquitectura, Fernando Gandolfi -el único, entre la decena de autoridades de unidades académicas consultadas, que aceptó responder- no se trata de discutir la “viabilidad” o no del voto directo, “sino de necesidad o prioridad. Claramente, opino que no lo es para la UNLP”.

Entre los representantes del movimiento estudiantil platense, en tanto, hay quienes consideran que es “importante” dar la discusión, aunque advierten que “el sistema cordobés no garantiza que la elección sea más democrática”. Para dirimirlo, insisten por lo bajo los alumnos, es necesario “discutir”, por ejemplo, “la participación en las formas de cogobierno”.

De eso no se habla, de eso no se discute

En la UNLP, cada claustro elige a sus representantes ante el Consejo Directivo, Consejo Superior y Asamblea Universitaria por votación indirecta. La Asamblea, integrada por los consejos directivos de las 17 facultades -cada uno compuesto por siete profesores, un jefe de trabajos prácticos, dos graduados, cinco estudiantes y un no docente- elige al presidente. Son cerca de 300 electores decidiendo el futuro de una comunidad académica conformada por unas 120.000 personas.

“La UNLP funciona como una confederación de facultades; cada unidad académica negocia sus votos a cambio de obtener beneficios en desmedro de la discusión sobre la Universidad como institución”, cuestionó la consejera directiva por el claustro de profesores de Medicina, Isabel Suárez, para quien la elección directa “disminuiría la especulación” y “ampliaría la legitimidad de las nuevas autoridades, elegidas por la comunidad universitaria y no exclusivamente por el apoyo obtenido por ‘negociación’”.

La UNC mantuvo el sistema de elección indirecta hasta 2016, cuando en medio de una tensa Asamblea Universitaria el oficialismo logró aprobar el voto directo ponderado con Boleta Única para las elecciones de decano y rector. Cierto es que una mitad de la comunidad académica cordobesa resistió el proyecto. ¿La razón principal? La ponderación simple por claustro, que, por ejemplo, otorga el 49% del caudal electoral a los docentes, contra el 34,5% de los estudiantes. De manera que las unidades académicas con más integrantes son a su vez las de mayor peso.

“Probablemente no sea el sistema perfecto; fue el mejor posible”, defendió el rector cordobés, y vaticinó: “Algún día se llegará a una persona, un voto. Es probable que se modifique en el futuro, pero no vamos a volver a un sistema de votación en el que con pocos votos una Asamblea se arrogaba el derecho a designar al rector o rectora, en lugar de 100.000 universitarios”.

Con sus debilidades y fortalezas, el proceso que allanó el camino de la UNC hacia la votación directa demandó “más de 20 años de debate, en los que cierto conservadurismo se resistía a implementarla”, sentenció Juri.

“El riesgo mayor del voto directo es que otorgue preeminencia a una minoría de facultades ‘grandes’”

“Es necesario discutir la participación de los estudiantes en las formas de cogobierno”

“Con el voto directo sería difícil controlar las elecciones en la UNLP. Por eso acá no se discute”

 

Recordó el presidente de la UNC que la votación directa hace tiempo se ejerce en universidades como la de Salta, Río Cuarto, Santiago del Estero, San Luis, San Juan, Misiones, Luján, La Pampa, Villa María y Jujuy. “El desafío era hacerlo en una Universidad que es como una ciudad (el padrón de la UNC habilita a 248.949 personas para votar) y que junto a la de Buenos Aires y La Plata concentran la mitad de los estudiantes del país. Esto no quiere decir que pueda aplicarse de la misma manera en todas las instituciones, pero en nuestro caso era necesario”, aseguró Juri. A fines de 2003, el debate para impulsar el voto directo permeó en la UBA, pero finalmente no prosperó.

En la UNLP, un funcionario de larga trayectoria admitió ante este diario que “con el voto directo acá sería difícil manejar y controlar las elecciones como en la actualidad. Por eso ni siquiera se discute”.

Hace falta aclararlo: salvo contadas excepciones, ninguno de los varios miembros de la casa de estudios platense -empezando por su Rector- invitados a opinar sobre el tema accedió. Pocos justificaron su reserva. Muchos ni siquiera respondieron.

No son decisiones menores ni aisladas. Hace años que la Universidad reformista parece extraviada en la endogamia: su Consejo Superior se reúne muy de vez en cuando, el debate interno está como anestesiado y, sin pluralidad de voces, se ha ido alejando de la onda expansiva de la revolución del 1918. Entonces, Córdoba marcó un rumbo. ¿Podría volver a hacerlo ahora?

A favor y en contra

Luego de aclarar que “los debates no se planifican desde los medios” e insistir en que “surgen de las necesidades” de cada institución, Gandolfi interpretó lo ocurrido en Córdoba como una “contrarreforma” que “extinguió el tratamiento igualitario de las facultades, ya que se instituyó una ponderación simple, basada sólo en la cantidad de miembros que las integran”, determinante en el resultado final de la elección.

Por su parte, la consejera superior por el claustro de profesores de Medicina, Mariel Rodríguez, recordó que “Córdoba siempre ha estado a la vanguardia, por lo que los actores universitarios no deberíamos negar un debate en este sentido”. Para ella, la elección en la UNC es “un avance en la democratización de las universidades, porque no ata el futuro de las mismas a condicionamientos políticos que dejen de lado lo académico”. En tanto, sobre la “ponderación” del voto directo, Rodríguez vio “atinado” que los profesores mantengan mayor representatividad que, por ejemplo, los graduados, “que suelen visitar la Facultad en época electoral, pero su participación en la vida académica es casi nula”, disparó.

Del lado de los estudiantes platenses, algunos observaron la “necesidad de discutir la participación en las formas de cogobierno, porque seguimos teniendo una representación minoritaria en los consejos, mientras que en las facultades somos mayoría”. De ahí que consideren como “complejo” el sistema cordobés y “sin garantías de democratización”.

En una línea similar, el decano de Arquitectura advirtió sobre el “riesgo” de la elección directa que, como en el caso cordobés, puede “otorgar preeminencia a una minoría de facultades numerosas, relegando a una mayoría con menos personas”. Agregó Gandolfi que el sistema de votación por Asamblea actual le da a cada unidad académica de la UNLP “la misma incidencia en el gobierno de la Universidad, a partir de una idéntica representación de sus claustros”. Por esto, espera que un eventual debate “no derive en la pérdida de derechos de unas facultades respecto a otras”.

Para Isabel Suárez “el respeto de la proporcionalidad en base al número de los diferentes estamentos es un punto medular” en la elección directa. Por lo mismo, la consejera directiva por los docentes de Medicina vio como “muy díficil la instauración de la elección directa en la UNLP, porque en la actualidad no está arraigada la idea del respeto a la proporcionalidad, una de las bases del sistema de elección directa en pos de la transparencia y democratización”.

Desde la UNC, Juri destacó la ponderación del voto directo porque “los docentes deben tener más participación; sería injusto que un estudiante que, por ejemplo, vota por primera vez tenga mayor peso que un profesor o un no docente que hace 30 años forma parte de la comunidad académica y, por lo tanto, la conoce mejor”, explicó. Aunque, insistió, “el sistema puede modificarse en el futuro. Hasta hace poco, la norma era que un grupo de personas eligiera al rector. Hoy, a nadie se le ocurriría volver atrás”, remató.

¿Puede, un siglo después, la Universidad de Córdoba ser un faro para alumbrar nuevas reformas? Tímidamente, lejos del radar del Rectorado platense, la discusión comienza a asomar. Bienvenida sea. Pues, “no hay una institución en el mundo en la que el pensamiento diferente sea tan valioso como en la universidad pública. De la diversidad, de la diferencia, del debate y la confrontación de ideas surgirán las mejores pistas para construir una sociedad más justa. Eso pensaron los Reformistas del ’18”. El fragmento pertenece al libro “Hacia el segundo manifiesto” y lleva la firma del presidente de la UNLP.

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