Necesidad de impulsar políticas eficaces contra la prostitución
Edición Impresa | 28 de Mayo de 2019 | 02:53

Los operativos realizados estos días en nuestra ciudad, que permitieron detener a dos personas bajo el cargo de organizar y facilitar la prostitución en una casa del barrio Norte, en donde fueron identificadas cinco mujeres mayores de edad que brindaban servicios sexuales, no pueden menos que preocupar hondamente, en la medida que marcan la persistencia de un problema social tan grave. Este episodio puso al descubierto la presencia de una organización delictiva cuyas ramificaciones podrán conocerse a medida que avancen las investigaciones.
De acuerdo a los datos ofrecidos, la tarea investigativa previa para dar con los responsables demandó dos meses de exhaustivas pesquisas, iniciadas a partir de la denuncia que radicó una mujer, que había estado en esa vivienda sometida a explotación sexual en virtual estado de esclavitud, al igual que las otras mujeres, indicaron las fuentes.
Este tipo de episodios, que se reiteran por cierto, dejan en claro la necesidad de que se acentúe la lucha contra la prostitución. En los últimos años se han conocido estadísticas estremecedoras acerca de las miles de mujeres que el Estado argentino rescata anualmente de las redes de la trata. Tales referencias, entonces, obligan a las autoridades y a la sociedad a replantear estrategias destinadas a combatir un fenómeno tan complejo.
Los especialistas vienen aludiendo a los esfuerzos que se han realizado en los últimos años para enfrentar el flagelo de la trata de personas. Destacan que, desde que se sancionó la ley de trata en 2008, cambió la forma en la que se asiste a las mujeres forzadas a hacer trabajos sexuales, a la vez que hoy no se considera a esas mujeres victimarias ni autoras de un delito cuando son explotadas. Sin embargo, son muchas las falencias que perduran.
En otro orden, la crisis de la familia, la pobreza extrema y la falta de acción de los organismos públicos responsables han terminado por originar una “liberalización” que, entre otras cosas, se manifestó en la presencia en las calles cada vez más acentuada de mujeres muy jóvenes y aún adolescentes en el ejercicio de la prostitución. Y simultáneamente proliferaron los prostíbulos que, por su carácter de “legalmente clandestinos”, no estaban sujetos a un mínimo control ni siquiera en relación a la posible presencia de menores.
Según especialistas, la provincia de Buenos Aires es un área crítica en lo que hace a la trata de mujeres, considerándosela lugar de origen, tránsito y destino de las afectadas. Presuntos castings de modelos, promocionados a través de afiches en las calles, integran los distintos modos de captación de mujeres, calificándose como puntos candentes de destino a la Costa Atlántica y a las rutas del petróleo, de la soja y de la droga, que son aquellos lugares que concentran el mayor consumo de prostitución.
Es bien sabido que las mujeres son las que más sufren este problema, pues en muchos casos se les promete un trabajo lícito y luego son obligadas a ejercer la prostitución. En el caso de los menores de edad, se entiende que se comete el delito aun cuando existiera el consentimiento de la víctima.
En los últimos años esta modalidad se ha visto notablemente agravada, a raíz del auge del denominado turismo sexual que tiene a los menores como objetos de este ignominioso tráfico. Combatir a este flagelo exige los máximos esfuerzos. Pero acaso el principal de ellos pase por la toma de conciencia interior, en cada una de las personas, y a partir de allí enhebrar desde el Estado políticas que no sólo repriman el delito sino que asistan a las víctimas y les devuelvan dignidad y condiciones de libertad que les permitan elegir una mejor calidad para sus vidas.
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