Necesidad de más concientización sobre los trasplantes
Edición Impresa | 7 de Mayo de 2019 | 04:06

Un reciente artículo publicado en este diario aportó datos actualizados sobre el aumento del número de trasplantes médicos que se realizan en el país, en lo que resulta ser una revalorización de este tipo de operaciones, del notable progreso de la medicina y del creciente grado de concientización que existe en la sociedad, todo ello afianzado por la influencia de marcos legislativos que resultaron sumamente positivos.
Tal como se indicó en el informe, la cantidad de trasplantes registró un fuerte incremento en el país tras la aprobación de la ley 27.447, de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, sancionada en julio del año pasado y conocida popularmente como ley Justina, que dispone que todos los mayores de edad son donantes de órganos salvo que hayan manifestado su oposición en vida.
Pero no es la única tendencia en materia de trasplantes que llama al optimismo: otras son las expectativas de los expertos, que esperan que la procuración de órganos siga creciendo en los próximos meses y el crecimiento de la sobrevida de los trasplantados, que aumentó un 50 por ciento en los últimos diez años en la Provincia, según indicaron fuentes del Cucaiba. En el orden nacional se detalló que los últimos datos marcan un fuerte aumento tanto en la procuración de órganos como en el número de trasplantes realizados, una situación que también se comprueba en el distrito bonaerense.
Según el organismo nacional Incucai, en los primeros cuatro meses de este año se realizaron 155 trasplantes más que en el mismo lapso de 2018 y solamente en abril se concretaron 69 procesos de donación de órganos, la cifra más alta registrada para este mes del año.
Debe señalarse que, luego de una larga época de marchas y contramarchas en la que incluso se originaron controversias científicas y de naturaleza ética, lo cierto es que, primero a partir de la sanción en 2006 de la llamada ley nacional del donante presunto y, luego, de la ley Justina, se experimentaron adelantos trascendentes, contextualizados, como se ha dicho, por un gradual y mayor grado de conciencia en la población acerca de la importancia de los trasplantes.
En realidad, esa suerte de madurez alcanzada se había venido reflejando en distintas estadísticas oficiales que registraban un crecimiento en la disponibilidad de órganos ya con anterioridad a la aprobación de la ley Justina y, subsiguientemente, de los trasplantes realizados en el país. A su vez, debe valorarse el hecho de que la sanción de la ley donante presunto colocó a la Argentina entre los países líderes, que cuentan con los mayores niveles comparativos en donaciones y trasplantes.
La experiencia argentina, exitosa en los últimos años y, además, reveladora del alto espíritu solidario de sus habitantes, obliga entonces a no dejarse estar y a profundizar por este camino. De allí la importancia de poner de relieve estas valiosas referencias.
Al margen de ello, es evidente que el mayor déficit sigue residiendo en la falta de suficientes campañas encaminadas a exhibir los enormes beneficios sociales que apareja la donación de órganos. El Estado debiera redoblar esfuerzos en este sentido.
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