Polémica y alarma por avance de las salmoneras en el sur
Edición Impresa | 8 de Mayo de 2019 | 02:36

Un fallo de la justicia chilena que autorizó la cría de salmones en jaulas marinas dentro del Canal Beagle generó preocupación entre ambientalistas y científicos ya que consideran a la actividad como “peligrosa” para el ecosistema marítimo de la zona de Tierra del Fuego.
La resolución de la Corte de Apelaciones de la ciudad de Punta Arenas (Chile) dejó sin efecto una medida de no innovar dictada con anterioridad, y por lo tanto le permitió a la empresa Nova Austral S.A avanzar con el proyecto de cultivo de 2 millones de salmones en jaulas a instalarse en el Beagle, más precisamente, en la zona cercana a la ciudad chilena de Puerto Williams.
“Van a usar la misma tecnología que se utilizó históricamente a lo largo de la Patagonia chilena, y por lo tanto los efectos ambientales serán los mismos que se produjeron allá”, explicó Adrián Schiavini, biólogo e investigador principal del Centro Austral de Investigaciones Científicas (Cadic) con sede en Ushuaia.
Según el experto, uno de los principales problemas es la fuga de peces de las jaulas, como ocurrió en la isla Huar (Chile) donde unos 900 mil salmones se escaparon de un criadero de la empresa noruega Marine Harvest, tal como informaron medios de ese país.
Los peces escapados “compiten con las especies nativas y se alimentan de ellas. Esto representa la introducción de una especie exótica”, señaló Schiavini.
LOBOS MARINOS Y MATERIA ORGÁNICA
A su vez, mencionó que otro problema son los lobos marinos, porque “una jaula de red, colgada en el mar, llena de salmones, es como poner un tarro repleto de caramelos en la puerta de un colegio, para que los chicos se sirvan. Para los lobos, los salmones gratis se obtienen empujando y rompiendo las redes”, indicó.
Por su parte, Gustavo Lovrich, doctor en Biología e investigador principal del Cadic, opinó que “el principal problema” de la instalación de salmoneras es “la producción continua de materia orgánica y de desechos nitrogenados y fósforo que actúan como fertilizantes. Esa materia cae al fondo que empieza a perder oxígeno cuando los sedimentos son procesados por las bacterias”.
Los fertilizantes pueden favorecer el crecimiento de algas que, adheridas a los moluscos, generan la “marea roja” que los tornan peligrosos para la ingesta humana, precisó.
Además, en la cría de salmones en cautiverio se utilizan antibióticos para curar enfermedades que detienen el crecimiento de los peces, y “ello también tiene consecuencias porque esa sustancia permanece en el ambiente o en los salmones, generando problemas en la exportación de los animales a mercados exigentes”, remarcó Lovrich.
Schiavini mencionó que aunque las jaulas se instalarán a unos 5 kilómetros del límite marítimo entre Argentina y Chile en el Canal Beagle, “las consecuencias del problema ambiental llegarán al país en poco tiempo porque no existe ninguna barrera natural que lo impida”.
DESCARTADO EN ARGENTINA
Un proyecto similar para instalar salmoneras del lado argentino del Beagle fue descartado a comienzos de este año por el gobierno de Tierra del Fuego, aunque los ambientalistas creen que el avance chileno puede hacer que resurja y por eso exigen una ley que prohiba expresamente la actividad en aguas nacionales.
En aquella oportunidad, el presidente de la Dirección Provincial de Obras y Servicios Sanitarios (DPOSS) de Tierra del Fuego, Guillermo Worman, aseguró que la gestión de la gobernadora Rosana Bertone “no avanzará en la instalación de salmoneras” porque “la solución para crear empleo no es a costa de la degradación ambiental”.
“Ya hemos dicho que no está en agenda el desarrollo de la industria de salmones con crías en jaulas. Ese no es el camino que queremos para el desarrollo del Canal Beagle. Este gobierno es el que más ha hecho por el saneamiento ambiental de la bahía (de Ushuaia) construyendo plantas de tratamiento de efluentes cloacales y no vamos a poner en riesgo ese trabajo”, sostuvo entonces Worman.
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