La ex presidenta amaga con asistir al diálogo político para desorientar al Gobierno

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Por: Mariano Spezzapria

@mnspezzapria

“Cristina siempre se ha sentado a hablar con todo el mundo. ¿Cuándo se ha negado a hablar?”, sentenció y acto seguido preguntó Oscar Parrilli, relativizando su propia afirmación con pocos segundos de diferencia. El ex secretario de la Presidencia durante el kirchnerismo puso así sobre la mesa la posibilidad de que la ex mandataria participe de la convocatoria del Gobierno nacional.

La peculiar definición de Parrilli, que nunca abre la boca si no es por expresa instrucción de Cristina Kirchner, tuvo lugar después de que el presidente Mauricio Macri enviara una carta de invitación a una ronda de diálogo político a los principales dirigentes opositores del país, incluyendo a su antecesora, con quien no mantiene contacto directo desde los días previos a su asunción en 2015.

La orden de Cristina a Parrilli para que comunique en esa dirección habría buscado crear cierta zozobra en el Gobierno, donde inicialmente no habían pensado en convocar a la ex presidenta –sino aislarla en términos políticos- y tuvieron que ceder ante un reclamo expreso para que lo hiciera por parte de otros invitados peronistas como Sergio Massa y Juan Manuel Urtubey.

Con la convocatoria a Cristina, Macri buscó convencer al resto de los opositores de que no les está tendiendo una “trampa electoral”, una suerte de “abrazo del oso” que los dejaría pegados al Gobierno para hacerlos corresponsables de la crisis económica. Entonces el propio Massa y también Roberto Lavagna quedaron comprometidos a responder a la convocatoria oficial.

Lavagna lo hizo ayer por escrito y este mismo miércoles lo hará Massa, también por carta. Los tiempos de Cristina Kirchner son distintos: la ex presidenta está abocada ahora a los detalles de la presentación de su libro “Sinceramente” en la Feria del Libro, que tendrá lugar mañana, y en principio habría descartado la posibilidad de responder por escrito la invitación de Macri.

“No responderemos”, aseguró a EL DIA una fuente del Instituto Patria, la entidad que preside Parrilli y que hace las veces de bunker del kirchnerismo. Traducción: la ex presidenta aguardaría un llamado telefónico de Macri, tal como hizo con el resto de los dirigentes opositores, antes de tomarse el trabajo de contestar la carta de los 10 puntos de consenso que le envió el Gobierno.

Y aún cuando todo eso sucediera, lo más probable es que la ex presidenta se niegue a firmar el acuerdo, pese a lo cual le interesaría dejar en claro que apoya algunos de los puntos, en especial el que compromete el pago de las deudas del país a los acreedores extranjeros.

Es que Cristina despejar la duda de que declararía un “default” en caso de ganar las elecciones y volver al poder.

De hecho, todos los economistas vinculados a la ex presidenta, con Axel Kicillof a la cabeza, afirman por estos días que los tres gobiernos kirchneristas (2003-2015) cumplieron con el pago de la deuda externa, pese a que en el último mandato de Cristina mantuvieron un fuerte conflicto con los denominados “holdouts”, que finalmente clausuró la administración del presidente Macri.

Pero lo cierto es que los mercados anticipan la reacción que tendrían a una eventual victoria electoral de Cristina –porque figura primera en las encuestas, ante la caída de Macri- y entonces suben indicadores financieros sensibles como el “riesgo país” y se agudiza la presión sobre el tipo de cambio, que obliga ahora al Banco Central a liquidar divisas para que no se escape el dólar.

En este contexto es que Macri movió la ficha del acuerdo de los 10 puntos, con el que logró recuperar la iniciativa política. Mientras que Cristina amaga con asistir para desorientar al Gobierno.

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