El doble homicidio del barrio Savoia, tres hermanos, una confesión y muchas dudas

El joven que estaba preso por uno de los crímenes fue excarcelado ayer. Uno de sus parientes estuvo detenido por lo mismo y otro confesó

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Raúl Ignacio Basualdo, el joven que estaba preso desde hace más de un año y medio acusado de matar a una de las víctimas del doble crimen del barrio Savoia recuperó la libertad ayer, por un planteo que hizo su defensa.

La Cámara Penal platense resolvió excarcelarlo tras hacer lugar a un hábeas corpus que presentó el defensor Juan José Losinno contra la prisión preventiva de Basualdo y el reclamo de un “reexamen de la prueba reunida”, que “ha conspirado -dijo- contra el averiguamiento de la verdad real a la par del excesivo tiempo de investigación”.

El hecho ocurrió el 20 de enero de 2018 en inmediaciones de una casa de 7 entre 475 y 476, donde había una fiesta privada y se desencadenó una “contienda en la que confrontaban varios sujetos”, se determinó en la causa. A consecuencia de esos incidentes fueron asesinados a puñaladas por la espalda Francisco Rubén Octavo Benítez (21) y Maximiliano Ezequiel Mengarelli (24).

Por el primero de los hechos fue acusada Laura Elizabeth Sosa (22), mientras que a Basualdo le imputaron el crimen de Mengarelli. Antes de ser detenido estuvo preso por el mismo uno de sus hermanos, Nicolás, que fue liberado a los pocos días, mientras que en julio del año pasado se presentó otro hermano, Maximiliano, para confesar que fue él el responsable del homicidio.

Después de eso, el 14 de septiembre “se ordenó una nueva IPP (instrucción penal preparatoria) para investigar a Maximiliano Basualdo, que no registra avance procedimental alguno desde el 31 de enero pasado”, se quejó Losinno.

“Esta demora y desidia por el averiguamiento de la verdad real es una muestra de las investigaciones en la provincia y el encarcelamiento del primer sospechoso que tuvo la policía”, resaltó, apuntando en particular a las ruedas de reconocimiento, que calificó como una “endeble y confusa probanza”.

Fundó su argumento en que en este caso “aparecen involucrados tres hermanos con notables parecidos entre ellos”, quienes han sido vinculados “con distintos grados de sospecha en esta investigación y esto ya genera una sospecha respecto de quién de los tres es el autor del homicidio”, insistió.

Además de ofrecer su confesión, Maximiliano “brindó prueba objetiva de sus dichos”, según el defensor, aludiendo a una lesión que el joven aseguró haber recibido durante el incidente. “Dijo que luego de asestar la puñalada recibió un botellazo en la cabeza” de parte de otro muchacho que reconoció haberlo descargado contra “el tipo” que apuñaló a su cuñado.

Para reforzar su hipótesis, el defensor resaltó que Maximiliano tiene una cicatriz a causa de aquel golpe, que acreditaron con una foto, mientras que los otros dos hermanos -Nicolás y Raúl- “no presentaban heridas en la cabeza”, indicó. Por último, sumó a su argumento la declaración de la madre de los tres hermanos, quien reveló que “Maxi fue en auxilio de Raúl porque lo tenían en el piso y salió a defenderlo”. Para Losinno, “no se advierte cual sería el interés de la madre de culpar a uno de sus hijos en beneficio de otro”.

El defensor conoce de cerca a esta familia porque defendió a los padres de los Basualdo en diciembre del caótico 2001, cuando lo detuvieron acusado de participar del saqueo de un supermercado, imputaciones que el hombre siempre negó. “Estaba parado ahí afuera, mirando, y me agarraron a mi”, contó meses después en una entrevista con la revista Rolling Stone. Fue sobreseido. “Los dos fueron víctimas de la inacción judicial”, cerró el abogado. Mientras tanto, por el homicidio de Mengarelli no hay detenidos.

 

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