Una guerra entre Irán y EE UU pondría en riesgo el abastecimiento de petróleo

Teherán no quiere dejar sus planes nucleares. Y amenaza a Washington con cerrar el Estrecho de Ormuz, un paso clave para el crudo del planeta. Medio Oriente, en el centro de la escena, frente a una creciente tensión

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Mientras EE UU e Irán alimentan una escalada de tensión que parece no tener fin, muchos se preguntan qué pasaría si estos acérrimos enemigos se enfrascan en un conflicto bélico.

Las consecuencias serían catastróficas tanto en lo humano como en lo económico. De hecho, muchos expertos sostienen que la pulseada que vienen librando ambos países seguirá como hasta ahora, con altibajos, pero no pasará a mayores, porque a ninguno de los dos le conviene una guerra que pondría en riesgo el abastecimiento de petróleo a nivel mundial.

El pésimo vínculo entre EE UU e Irán es de larga data: rompieron sus relaciones diplomáticas en 1980 tras la Revolución Islámica y la toma de rehenes en la embajada estadounidense en Teherán. Bajo la administración de Barack Obama hubo un acercamiento, con la conclusión del acuerdo en 2015 por el cual Teherán renunciaba a dotarse del arma nuclear. Pero Donald Trump salió unilateralmente de ese acuerdo al llegar al poder.

En el marco de un clima enrarecido con Washington, Irán informó en mayo que dejaría de ajustarse a los límites impuestos por el acuerdo nuclear respecto a sus reservas de agua pesada y uranio enriquecido. La semana pasada dio un paso más: decidió reducir “decididamente” a partir del 7 de julio los compromisos contraídos en el marco del acuerdo. Y ayer anunció que había superado el límite de reservas de uranio enriquecido fijadas por el acuerdo nuclear de 2015. Estas reservas, cabe decir, habilitan la fabricación de la bomba atómica.

Mientras avanza con su desafío nuclear, el régimen de Teherán también se mueve en otros terrenos de riesgo. El pasado 20 de junio, derribó un dron (avión no tripulado) estadounidense que, consideró, sobrevolaba su espacio aéreo. Y además, Washington acusa a Irán de estar detrás de misteriosos ataques contra barcos petroleros en el mar de Omán, lo que la nación islámica, respaldada por Rusia, niega rotundamente.

Pero EE UU divulgó un video que, aunque algo borroso, demuestra que Irán fue responsable de los ataques a petroleros en el golfo de Omán el mes pasado. En el video se ve lo que, según Washington, es un pequeño barco iraní cuya tripulación despega una mina lapa que no explotó del casco de uno de los buques atacados.

El choque, por ahora, se desarrolla entre advertencias cruzadas. No obstante, está la amenaza real de que Irán, si es atacado, pueda lanzar una especie de guerra híbrida -de manera directa y mediante otros grupos-, llevando a cabo ataques esporádicos y dispersos contra petroleros y otros objetivos, y llevando el petróleo al alza.

Además, las fuerzas estadounidenses no son lo suficientemente poderosas en la región como para contemplar una guerra convencional, y mucho menos para enfrentar el conflicto asimétrico que, según advirtieron los iraníes, involucraría a milicias pro Teherán en ataques contra EE UU y sus aliados desde Arabia Saudita hasta Israel e Irak.

Si Irán es responsable de los ataques a los petroleros, el motivo es claro: señalar de manera segura al mundo que está muy enojado por las recientes sanciones de EE UU que limitaron sus exportaciones de petróleo y paralizaron su economía. Quiere remarcar que puede causar daños económicos a los aliados de EE UU en Arabia Saudita y el resto del Golfo, que exportan alrededor de un tercio del petróleo del mundo a través del Estrecho de Ormuz, un canal de 30 km de ancho en su punto más angosto, con una ruta de navegación de solo 3 km en ambas direcciones y al que amenaza con cerrar en cualquier momento. Justamente esta posibilidad es la que pone en vilo al planeta.

El Pentágono ha elaborado un plan para enviar a Medio Oriente 120.000 militares en caso de que Irán acelere sus trabajos nucleares o decida atacar a militares estadounidenses. Varios analistas ya cuestionaron los posibles escenarios de guerra porque las Fuerzas de Irán constan de más de 650.000 soldados.

Sin embargo, este contingente estadounidense podría ser suficiente para apoderarse de la provincia iraní de Juzestán, en el sudoeste del país, según indican medios rusos. Esta provincia es un objetivo ideal por varias razones.

La población es predominantemente árabe, no persa, y tiene una larga tradición de separatismo. Además la posición geográfica favorece una intervención militar, porque Juzestán limita con Irak, parcialmente controlado por EE UU, y la zona fronteriza con otras provincias es montañosa e incómoda para acciones militares. Además, Kuwait y Arabia Saudita - aliados de Washington- están cerca. Por último, Juzestán tiene el 80% de las reservas iraníes de gas y petróleo y cerca de un tercio de las fuentes de agua dulce.

UN ESTRECHO CLAVE

Ante esta situación, señalan analistas, prácticamente la única respuesta de Irán es el bloqueo del Estrecho de Ormuz, a través del cual pasa casi una quinta parte del petróleo del mundo: unos 17,5 barriles por día (bpd) frente al consumo de cerca de 100 millones de bpd en 2018 (datos de la firma de mercados energéticos Vortexa). El estrecho conecta el Golfo Pérsico a través del Golfo de Omán y el Mar Arábigo con el Océano Índico.

Por esta vía de transporte pasan petroleros de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos e Irak, así como gas natural licuado (GNL) de Qatar. Permite el transporte de un 40% de todo el petróleo y sus derivados, así como de cantidades significativas de gas licuado. Es un verdadero “talón de Aquiles del comercio internacional de petróleo” porque todos los buques atraviesan las aguas territoriales iraníes.

El cierre de la ruta afectará a los suministros de petróleo, lo que conducirá muy rápidamente a su escasez en Occidente y al aumento de su precio.

Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita han intentado encontrar otras rutas para eludir el conflictivo paso por el Estrecho, incluyendo la construcción de oleoductos. Por eso, la principal preocupación no es el cese físico del suministro de petróleo al mercado mundial, sino las inevitables subas de precios que seguirán a una escalada militar entre EE UU e Irán.

   

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