Campeón cantado

Derrotó 3-1 a Perú en la final y así se alzó con un trofeo sospechado. Primero sufrió Uruguay, luego Argentina y ayer los peruanos, con un penal muy dudoso en contra. El dueño de casa, favorecido

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Brasil campeón, estaba cantado. ¿O no? Más allá de los argumentos, que le sobran al equipo que dirige Tite, la consagración en la final disputada ayer en el Maracaná de Río de Janeiro, frente a Perú, quedó salpicada de situaciones que, en todos los casos, viajaron en una misma dirección.

Seguro que el país organizador pudo haber ganado la Copa América sin ayuda, pero la tuvo, y eso le abrió el camino para terminar cruzándose con el equipo al cual le había ganado 5-0, por goleada, en la etapa de grupos, y al que en la víspera derrotó 3-1 favorecido por otro arbitraje al que por lo menos se puede calificar de sospechoso.

Tras una instancia clasificatoria en la que el VAR llegó a complicar al propio Brasil, que por ejemplo no le pudo ganar a Venezuela por dos anotaciones que la tecnología dejó en la nada, cuando el certamen pasó a cuartos de final, todas las decisiones jugaron en contra de los visitantes.

El VAR es la sigla con la que se conoce a la Asistencia al Árbitro por Vídeo (en inglés, Video Assistant Referee): se trata de un sistema implementado por la FIFA con el fin de eliminar los diferentes errores arbitrales, y se utiliza en algunas competiciones, a partir del Mundial de clubes 2016.

El sistema consiste en una serie de cámaras cuyas imágenes son evaluadas en un recinto con monitores por parte de árbitros FIFA, quienes determinan la decisión a tomar por parte del juez central.

En el tramo inicial de la Copa América que ayer finalizó en Río de Janeiro, la utilización de esta tecnología pareció complicar el desarrollo de los partidos por la demora que representó cada fallo a repasar, aunque en adelante, cuando las series fueron mano a mano, las interrupciones fueron en menos escala, aunque polémicas.

Uruguay, el rival más complicado que aparecía en el horizonte de Brasil, quedó afuera contra Perú, en un cruce en el que se le anularon un par de goles luego de sendos alertas del VAR, que por detalles mínimos llevó el juego a un desempate por penales.

Fuera de carrera la Celeste, el enemigo número uno del seleccionado local pasó a ser la Argentina, con quien se cruzó en semifinales, con la indefendible actuación del ecuatoriano Roddy Zambrano, y de sus colaboradores del VAR, encabezados por el uruguayo Leodán González.

El penal a Nicolás Otamendi, que hubiera encaminado un empate, porque de ser sancionado, el contragolpe que desembocó en el 2-0 hubiera quedado sin efecto, terminó siendo una mancha imposible de borrar en una Copa América que finalizó su recorrido con episodios que hicieron reaccionar hasta al mismísimo Lionel Messi.

El símbolo del seleccionado argentino pegó fuerte al término de la derrota frente a Brasil, y pareció quedar en la mira de la Conmebol, el organismo que contra todos los pronósticos dejó afuera de la final a Néstor Fabián Pitana, quien era considerado el máximo favorito para dirigirla, nombrando en su lugar a Roberto Tobar, de Chile.

La “ligó” el árbitro que representó a nuestro país en el certamen, y en el partido por el tercer puesto, contra Chile, el propio Messi, expulsado en una situación increíble por el paraguayo Mario Díaz de Vivar, que de nuevo hizo reaccionar al crack del Barcelona, quien no fue a recibir la medalla que le correspondió y habló de corrupción.

Con este panorama, Brasil-Perú llegaron a una final que marchó por los carriles normales hasta que pareció ser necesario asegurarle la coronación al local. Claro, ya que 2-1 arriba, Brasil quedó con uno menos por la expulsión de Gabriel Jesús, por doble amarilla, y como el equipo dirigido por Ricardo Gareca apretó el juego contra el arco de Alisson, pum... Un penal inventado, al que el árbitro ratificó después de pasar por el VAR, para garantizar un festejo que estaba cantado.

 

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