Una chica entró a la verdulería de su barrio y apuñaló a la dueña porque no le dio la plata
Edición Impresa | 31 de Agosto de 2019 | 02:40

Una joven entró a una verdulería de San Carlos como si fuera a hacer una compra y, de hecho, a la encargada no le generó sospechas, entre otras cosas porque la chica es del barrio y ya había estado allí como clienta.
Sin embargo ayer a la tarde llegó con otras intenciones, que expuso sin perder demasiado tiempo.
Con una faca que sacó de entre sus ropas amenazó a la verdulera para obligarla a que le entregue todo el dinero que había en la caja y, como ella se negó, le acertó dos puñaladas en el tórax. Esta historia, tan parecida a la de los “horneros” que atacaron a golpes a su vecino por 700 pesos (ver página 15) terminó igual que aquella, con la agresora detenida y la víctima hospitalizada. A los delincuentes que atacan a sus vecinos se los conocen en la jerga como “rastreros”.
Este caso sucedió en el negocio que funciona desde hace dos años en 137 y 520, a cargo de tres hermanas de nacionalidad boliviana. “A veces está mamá con alguna de nosotras”, dijo a este diario una de ellas, Liliana Rengipo (23), aunque a las 15.30 de ayer sólo estaba su hermana Rosmerí (35).
En ese momento entró una chica de 20 años conocida en el comercio porque es clienta, aunque esta vez no fue para eso.
“No sé si quiso simular primero que iba a hacer una compra o si directamente sacó el cuchillo para reclamarle la plata”, expuso Liliana en la puerta del local, acompañada por su padre.
Tampoco tenía en claro si su hermana fue apuñalada porque se resistió o simplemente le dijo “no” a las exigencias de la ladrona.
Sí mencionó Liliana que instantes después de este sangriento episodio de inseguridad los “vecinos llamaron a la Policía” y, más tarde, una ambulancia trasladó a su hermana al hospital” San Roque, de Gonnet.
Anoche Rosmerí continuaba internada allí, según la policía fuera de peligro.
Su familia no está tan segura de eso: “Está en una sala común”, aseguró Liliana, “pero veremos cómo evoluciona de los dos puntazos que le dieron en el pecho”.
Sobre la agresora, aseguró saber que “vino sola, encapuchada y con una bufanda, para tratar de que no la reconozca” y precisó que “le robó la plata que había en la caja, pero desconozco el monto”.
Es que el lugar quedó bajo resguardo hasta que terminaran de trabajar los peritos. El reporte oficial indica que la ladrona no se llevó nada.
Una vez que Rosmerí fue trasladada al hospital, los policías de la Local y de la subcomisaría La Unión que fueron a la escena demoraron a la acusada a unos pocos metros de allí, con la descripción que de ella hicieron la propia víctima y algunos testigos, se informó oficialmente.
También le secuestraron la faca usada en el hecho, que no es otra cosa que un arma blanca de fabricación casera.
La joven vive a tres cuadras de la verdulería donde ocurrió el brutal asalto. Y la acusada quedó a disposición del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, que la indagará hoy por “robo agravado en grado de tentativa y tentativa de homicidio criminis causa”, ya que los investigadores no descartan que haya apuñalado a la víctima para que no la reconociera. Investigan si la acusada tiene antecedentes penales por este tipo de delitos.
la escena
“Ya tuvimos dos asaltos antes”, recordó Liliana en el mano a mano que tuvo con este diario, “el anterior fue hace un año y también estaba Rosmerí, con nuestra madre”.
La diferencia entre aquel hecho y el de ayer es que la joven, ahora, terminó con serias lesiones.
Horas después del asalto la policía mantenía preservado el local mientras esperaba la llegada de los peritos de Científica que debían relevar rastros para el informe.
El interior del negocio no evidenciaba signos de haber sido escenario de una pelea; no había cajones ni mercadería tirada: “Es como si la hubiera atacado directamente, sin que mediaran otras circunstancias”, analizó una fuente del caso.
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