En el tramo decisivo, Mauricio Macri pone en juego una campaña emocional
Edición Impresa | 7 de Agosto de 2019 | 03:43

Mariano Spezzapria
@mnspezzapria
“¡No se inunda más, carajo, no se inunda más!”. El presidente Mauricio Macri venía pronunciando un discurso monocorde, en el que pedía a los argentinos que lo voten para conseguir la reelección, pero de repente levantó el tono de voz hasta convertirlo en un grito de arenga. Lo hizo ayer en el microestadio de Ferro, en el primero de los grandes actos de cierre de la campaña hacia las PASO.
Según pudo constatar EL DIA en el lugar, Macri hizo luego un silencio durante el cual se le humedecieron los ojos, mientras los dirigentes y militantes de Juntos para el Cambio coreaban “para Mauricio, la reelección”. El Presidente puso en marcha, de esa manera, la estrategia de la “campaña emocional”, un factor que puede ser determinante en el ánimo del electorado.
De hecho, no será solamente Macri quien apelará a las emociones hasta mañana a la medianoche, cuando concluirá la actividad proselitista, ya que este mismo miércoles aparecerán juntos los principales candidatos de la oposición, en un acto frente al Monumento a la Bandera en Rosario. Allí, las apelaciones a la sensibilidad de sus seguidores estarán a cargo de Cristina Kirchner.
Antes de carajear, Macri había recordado sus primeros pasos como alcalde porteño, cuando tras una tormenta se inundó la avenida Juan B. Justo de bote a bote. “Los periodistas, implacables como debe ser, me preguntaron cuándo iba a dejar de inundarse. No importaba que antes no se habían hecho obras. Y yo les dije que se iba a seguir inundando el año siguiente y el siguiente”.
“Pero empezamos el entubamiento y un día dejó de inundarse”, sostuvo Macri desde un escenario 360 como los que patentó el PRO, debajo del cual lo escuchaban el alcalde Horacio Rodríguez Larreta y la gobernadora María Eugenia Vidal. La reunión de los tres principales dirigentes del oficialismo volverá a repetirse mañana en el cierre de la campaña bonaerense en Vicente López.
De los tres, solamente Larreta tiene garantizada la reelección, de acuerdo a las encuestas conocidas hasta el momento, pero Macri y Vidal están obligados a pelear voto a voto contra el neokirchnerista Frente de Todos, tanto a nivel nacional como bonaerense.
La estrategia del oficialismo consiste en convencer, de cara a las PASO del domingo y luego hacia las elecciones generales de octubre, a los votantes que apoyaron a Cambiemos en 2015 y 2017 pero que ahora dudan porque la gestión económica del Gobierno los desfavoreció. En ese punto, la gobernadora Vidal prometió ayer que “va a dar orgullo la Argentina si seguimos por acá”.
Mientras que Macri dijo que le “duele” que haya “argentinos que la están pasando mal” y pidió a los militantes que pidan “perdón” en su nombre, pero de inmediato se dejó llevar por el clásico cántico de Cambiemos -”sí se puede”- y colocó sus manos al estilo Topo Gigio: “A lo Riquelme”, se permitió bromear. Aunque el ex 10 de Boca se lo había hecho a él. Y a modo de protesta.
Macri buscará esta semana fidelizar a sus votantes. Hoy lo hará en Córdoba, la provincia en la que en 2015 obtuvo la diferencia que lo llevó a la Casa Rosada.
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