Deudas de la mitigación y la adaptación, los dos recursos para enfrentar el fenómeno

Para expertos locales, será difícil alcanzar las metas para frenar el calentamiento sin cambios culturales, tecnológicos y de consumo

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Como presidente de la ONG Fundación Biósfera, el platense Horacio de Beláustegui participó de las cumbres internacionales sobre el clima como veedor de la sociedad civil. En ese rol vio avanzar el acuerdos de París, que apunta a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo para evitar que la temperatura al final del siglo aumente más de 1,5 grados. Y aunque esos acuerdos avanzan. se cuestiona el rol que juegan en las negociaciones los mayores emisores China y Estados Unidos.

Con todo, De Beláustegui es optimista. Dice que “va a llegar un momento en que el cambio climático va a estar tan presente en la vida cotidiana de la gente que todos los países van a tener que adscribirse a esos acuerdos”.

Ramiro Sarandón, licenciado en Ecología por la UNLP, cree que también se llegará a un acuerdo que incluya el compromiso de los grandes emisores. Pero también piensa que la ONU, principal impulsor de los acuerdos no tiene la suficiente fuerza para imponerlos y no se han hecho grandes avances en los últimos diez años.

“Lo que necesitamos es llegar a tiempo. Porque cuando se alcancen esos acuerdos y se reduzcan las emisiones a los niveles establecidos para que la temperatura no suba en el siglo por encima de los dos grados, los efectos no serán inmediatos. Llevará décadas percibirlos. Además, lograr esa meta en las emisiones implica un cambio tecnológico profundo y también cambios fuertes en la forma de consumir que tienen impacto político. De todas maneras, y a pesar de lo difícil del camino, soy optimista, porque hace 50 años el tema no estaba instalado y hasta era discutido. Hoy ya forma parte de la agenda internacional”.

De Beláustegui, por su parte, también destaca la deuda se percibe en el área de la adaptación que es la manera que tienen las comunidades, a nivel local, de modificar hábitos de vida para enfrentar el cambio climático.

En ese sentido, indica que salvo algunas comunidades que hicieron cambios profundos, en la mayoría de los casos falta conciencia para emprender las modificaciones necesarias, tales como el cambio de las energías fósiles a las renovables, la eficiente gestión de los residuos, el uso del suelo con criterios ambientales (evitando los asentamientos humanos en las planicies de inundación), la optimización del uso de los recursos energéticos a partir de la construcciones más eficientes y la opción por el transporte público, entre otras.

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