Atacaron con una espada y golpearon con una pistola a un jubilado para robarle
Edición Impresa | 12 de Septiembre de 2019 | 02:22

Tiene 86 años, es de nacionalidad peruana, enviudó hace cinco años y sobrelleva desde entonces otro drama: el de la inseguridad. Es que delincuentes, presuntamente los mismos, ya le robaron al menos seis veces en su vivienda del barrio San Carlos.
El último de esos episodios ocurrió ayer, temprano por la mañana, en su domicilio de 37 entre 133 y 134, cuando dos asaltantes interrumpieron su descanso.
Durante una hora lo sometieron a agresiones físicas y torturas psicológicas, con el único fin de quebrarlo emocionalmente para que revelara dónde guardaba su dinero y otros efectos de valor.
Durante la tarde, momentos antes de ir al médico junto a allegados, la víctima de este terrible asalto, Héctor Rodríguez Núñez, se detuvo en la puerta de su casa para relatar a EL DIA las penurias que tuvo que padecer por el accionar de los ladrones.
Contó al respecto que “entraron luego de arrancar una ventana con rejas de hierro, fueron a mi habitación y me despertaron mostrándome dos pistolas. Me hicieron saber que era un asalto y me ataron con sábanas a mi cama”.
Para infundirle más terror comenzaron a castigarlo físicamente de distintas maneras.
En tal sentido, reveló que “con una espada que tengo como adorno, que perteneció a mi padre porque en su juventud practicó esgrima, me pincharon varias veces por la zona de las costillas y en los brazos”.
“Estuvieron una hora y no sólo me robaron. Además destrozaron una ventana con reja y tiraron al piso mis libros”
Héctor Rodríguez Núñez (86) Jubilado asaltado
No conformes, los delincuentes también le dieron varios golpes “con el caño de una de las pistolas, sobre todo en la frente y en la boca”, relató. El jubilado añadió que “me insultaron bastante y decían que iban a matarme. Incluso, uno cargó el arma y me la colocó en la boca”.
Todo con la finalidad de que les confiara “dónde tenía el dinero”, señaló el jubilado.
Al sentirse cercado por los intrusos y las circunstancias, Héctor les dijo dónde tenía “los 2.500 pesos que había en la casa” y citó al mismo tiempo que los delincuentes “me preguntaron dónde estaba el resto de la plata y le dije que en el Banco, porque retiro efectivo sólo para manejarme con los gastos de la semana”.
Con su rehén maniatado, entonces los asaltantes se abocaron a engrosar el botín haciendo una minuciosa búsqueda por otros sectores y muebles de la vivienda.
Así fue que lograron además sustraerle “un cofre con alhajas que pertenecían a mi señora, que falleció hace cinco años. También me llevaron un televisor de 40 pulgadas, dos relojes, una cámara fotográfica, una afeitadora eléctrica y me saquearon el galpón, de donde robaron un montón de herramientas, entre las que amoladoras y agujereadoras”.
Como si fuera poco, el jubilado lamentó que “hasta me tiraron al piso los libros de mi biblioteca, mientras los revisaban por si había escondida más plata”.
Sobre los asaltantes, indicó que “uno de ellos estaba encapuchado y el otro, el que estaba a cara descubierta, parecía de unos 30 años”.
La víctima calculó que “se quedaron en casa por lo menos una hora”, agregó ante la atenta mirada de sus acompañantes.
“ME TOMARON DE PUNTO”
Luego de su estremecedor relato sobre la pesadilla en que esos delincuentes transformaron a sus horas de sueño, Héctor ventiló asimismo que “ya me robaron en casa por lo menos seis veces”.
En vista de esa secuencia, concluyó en que “los delincuentes ya me tomaron de punto”.
Para tornar menos vulnerable a su vivienda, analiza otros mecanismos de prevención.
Dos albañiles trabajaban en la nueva ventana que reemplazó a la dañada por los maleantes y en la reparación de la reja también violentada.
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