Delicado equilibrio entre el fantasma del Senado y la necesidad de contar con la ley

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José Luis Picón

jpicon@eldia.com

El Frente de Todos pudo haber realizado un esfuerzo más para insistir con el proyecto de ley impositiva que envió a la Legislatura Axel Kicillof. Hubiera sido un intento por evitar que la oposición consiguiera rebajar aún más el impacto de las subas sobre el Inmobiliario y que dejara sin efecto, por caso, ajuste previstos para los profesionales y las empresas operadoras de cable que tributan Ingresos Brutos. Pero la jugada era de altísimo riesgo. Tanto, que podría haber dejado al Gobernador sin un herramienta de gestión vital.

El peronismo resolvió que lo mejor que le podría ocurrir a la gestión bonaerense era aceptar la reducción de los aumentos que exigió Juntos por el Cambio. De otra forma, se hubiera asomado a un barranco peligroso con el ensayo de una embestida de final incierto.

La clave, como se especulaba, estuvo en el Senado donde la oposición cuenta con holgada mayoría. Fuentes parlamentarias reconocieron que en la etapa más álgida de la negociación, sobrevoló la amenaza opositora de que la sesión no tuviera quórum. O, peor aún, que el proyecto que venía con la aprobación de Diputados fuera mandado al archivo. Kicillof y sus negociadores cayeron en la cuenta de que tenían que ceder, incluso, más de lo que claramente hubieran deseado con el objetivo último de tener ley.

Por esa razón, en Diputados se desechó la idea de embestir con la insistencia en la sanción del proyecto original y se allanó a acordar buena parte de las modificaciones que Juntos por el Cambio planteó en el Senado.

Las concesiones que arrancó la oposición hicieron eje en el Impuesto Inmobiliario Urbano. De las casi 2,6 millones de partidas que iban a ser afectadas por la suba del 75 por ciento, finalmente se redujeron a 600 mil. El último tramo del debate se trabó por casi 5 horas producto de que insistencia opositora para bajar a 55 por ciento el impacto sobre unos 355 mil contribuyentes. Entre idas y vueltas y la posibilidad de partir diferencias, finalmente los funcionarios de ARBA reconocieron que era imposible técnicamente segmentar la suba para la categoría 11 de la escala que abarcaba a estos propietarios. Por eso, al final de cuentas, todos ellos se vieron beneficiados por la baja.

La oposición le arrancó al Frente de Todos otra concesión: que diera marcha atrás con el aumento sobre los operadores de las empresas de cable que Kicillof incluyó en el proyecto, con el argumento de que ese carga se iba a terminar trasladando a los clientes de estas empresas. Esa quizás haya sido una de las concesiones más dolorosas para el oficialismo.

Juntos por el Cambio morigeró esas subas, pero en la discusión no logró mover los aumentos previstos en el Inmobiliario Rural. El campo ya le está pasando las primeras facturas.

El resultado final de la ley impositiva terminó reflejando el equilibrio de poderes que plasmaron los bonaerenses en los últimos comicios. Esa voluntad le otorgó con claridad a Kicillof la delegación del poder en el Ejecutivo. Pero al mismo tiempo, dejó un Legislativo compelido a negociar para que el Gobernador tenga sus leyes.

El debate dejó además algunas cuestiones que quedaron atrapadas en esferas subterráneas. Y que terminaron siendo amagues del oficialismo frenados por la mayoría opositora.

El peronismo intentó una jugada de último momento para designar un director en el Banco Provincia. Sería un reclamo de Sergio Massa que pugna por reemplazar con un hombre propio a Mario Meoni, que salió de la entidad crediticia para hacerse cargo del Ministerio de Transporte nacional.

Juntos por el Cambio rechazó el intento y pateó la negociación para marzo junto con el Presupuesto que Kicillof presentará luego de la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura.

La pelea por los cargos en diversos organismos ya había generado cortocircuitos en diciembre. El miércoles estuvo cerca de generar otro.

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