Aumentar la cantidad de testeos, la mejor fórmula para combatir el COVID-19

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La dispersión territorial del COVID-19 en todo el país, el alto número de contagios y de muertos, la insuficiente cantidad de testeos y un sistema de salud que en muchos lugares muestra signos de agotamiento y saturación, forman parte del crítico panorama que la pandemia plantea hoy, luego de 208 días de iniciada la cuarentena. La definición ofrecida el viernes por el presidente Alberto Fernández, al anunciar entre otras medidas la restricción de la circulación social en 18 provincias, no pudo ser más elocuente: “El virus se metió en toda la Argentina”.

Está claro que llegó la hora de acentuar dos medidas que en la mayor parte del mundo fueron consideradas como las más eficaces, al menos hasta que se encuentre la vacuna contra el coronavirus. La primera de ellas, considerada central, es aumentar drásticamente el número de testeos que se realiza en nuestro país.

A poco de que se conocieron los primeros casos de coronavirus, los infectólogos advirtieron que para evitar las altas tasas de letalidad del COVID-19 es preciso incrementar los testeos. La recomendación ofrecida por el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en los meses en que comenzaba la lucha por controlar el virus fue la de “test, test, y más test”.

Existen ejemplos concretos en algunos países como Alemania, que dispuso de un testeo muy abarcativo de la población desde el comienzo, Noruega (que lidera el ranking de tests por millón y logró la mortalidad más baja en Europa) y Corea del Sur que aplicó la estrategia de los tests masivos y obtuvo resultados excelentes.

Es cierto que se han analizado y aplicado numerosas estrategias complementarias que, hasta tanto se descubra una vacuna eficaz, tienen que ver con la prevención. El lavado de manos con agua y jabón, alcohol en gel o lavandina, el uso de barbijos y, sobre todo el aislamiento y el distanciamiento social conforman una serie de medidas que contribuyen a controlar los contagios.

En este contexto, además de las mencionadas pruebas, resulta esencial que se mantengan aisladas las personas que tienen alguna enfermedad preexistente o los mayores de edad, es decir de aquellos que conforman los grupos de riesgo, hasta tanto se obtengan referencias confiables de un progresivo repliegue de la pandemia.

Es también digno de atención el hecho de que la evolución de la pandemia en nuestro país no ha dejado de mostrar nuevos y cambiantes desafíos. Tal como lo informó el Presidente, en la actualidad el 65 por ciento de los contagios se presenta en las provincias y sólo el 35 por ciento en el AMBA, cuando hasta hace poco tiempo sólo el 7,5 por ciento de los contagios ocurrían en el interior del país. Ello obliga por consiguiente a que los sistemas de salud se encuentren capacitados frente a semejantes oscilaciones.

Pero está claro que los testeos resultan ser vitales para controlar la pandemia, ya que permiten diagnosticar con rapidez la presencia del virus, sobre todo en los pacientes asintomáticos, y controlar de esa manera la llamada curva de contagios.

Esas pruebas que la Argentina debiera multiplicar en su cantidad permiten aislar rápidamente a los casos positivos y resultan ser de fundamental importancia para guiar las decisiones sanitarias.

 

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