La dura geometría de Euclides te cerca y te agobia.

Es apenas un rectángulo que resplandece allá arriba mientras las sombras conquistan los fríos muros donde ni siquiera una planta puede estirarse hacia un sol que no está.

Pero no desfallezcas.

Todavía te quedan las pupilas para ver ese rectángulo que tanto se parece a un sueño, y que está hecho de una nube y un pedazo de cielo, promesas vanas de espuma de olas que estallan y se dispersan en la orilla del mar.


Texto Marco Andrés Quelas
Foto Leandro Pacheco

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