Rosarina, fanática de Central y admiradora de Fito Páez
Edición Impresa | 7 de Octubre de 2020 | 04:14

Por ADRIÁN D'AMELIO
Nadia Podoroska se convirtió en la primera jugadora de la Era Abierta del tenis (se toma desde 1968) en clasificarse entre las cuatro mejores de un Grand Slam tras haber provenido desde la clasificación con su victoria en Roland Garros sobre la ucraniana Elina Svitotina, tiene una historia de película, contada por algunos allegados del barrio de Fisherton, que se encuentra en el extremo oeste de la ciudad de Rosario.
Además, Nadia es la tercera jugadora en el circuito femenino en alcanzar las semifinales de cualquier de los cuatro Grand Slam, clasificándose al cuadro principal desde la Qualy uniéndose de esta manera a la australiana Christine Matison (Abierto de Australia de 1978) y la estadounidense Alexandra Stevenson (Wimbledon de 1999).
LA CAPACIDAD PARA SUPERAR MOMENTOS COMPLICADOS
Nacida el 10 de febrero de 1997 en un hogar de clase media, donde para todos es “La Rusita”, Podoroska comenzó a jugar al tenis a los cinco años, sufrió lesiones graves en una mano, espalda y cadera, de las que se repuso, y hace un par de años decidió emigrar a la ciudad española de Alicante para aumentar sus posibilidades de competir de igual a igual con las europeas y las estadounidenses.
“Las mayores diferencias con las europeas o las estadounidenses no son en talento sino en oportunidades. Jugar cerca de nuestras casas, de nuestra ciudad, sería algo muy bueno, es mucho el esfuerzo que hacemos las latinas para insertarnos en el circuito”, declaró Podoroska, que es la primera argentina en clasificar a las semifinales del Abierto de Francia desde 2004, cuando lo hizo Paola Suárez (quien había superado a la rusa María Sharapova, en cuartos).
Nieta de un abuelo ucraniano del que heredó el apellido e hija de los farmacéuticos Irene y Marcelo, que tienen su negocio en la calle Nicaragua al 700, Nadia comenzó a jugar en el Club Fisherton -el CAF, como le dicen en Rosario-, donde también comenzó a practicar hockey sobre césped Luciana Aymar, la vecina más conocida del barrio.
EL CONTROL MENTAL, UNA CLAVE
A los 23 años, Nadia siguió los pasos de Gabriela Sabatini, su ídola máxima, y del serbio Novak Djojovick “por su fortaleza mental” y “practica disciplinas de control mental para mejorar su estado anímico y psicológico en los partidos”, dijo un allegado a la familia.
Podoroska, simpatizante de Rosario Central, es una ferviente militante peronista y amante de la música de Fito Páez, que la utiliza para distenderse en la previa de cada partido.
La rosarina arrancó esta temporada en el puesto 255° del ranking mundial individual de la WTA; mientras que llegó a Roland Garros en la ubicación 131. Jugó en todos los niveles y ahora, tras su memorable Abierto de Francia, se metió entre las mejores 50 del circuito profesional.
En París logró el primer triunfo sobre una Top 30 (la kazaja Yulia Putintseva) y siguió superando rondas sin problemas; mientras que con la victoria en cuartos de final sobre ucraniana Elina Svitolina se “cargó” a la jugadora que actualmente se encuentra en el puesto número 5 del ranking mundial.
Fue campeona en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, Podoroska tiene marca 22-3, en todos los niveles de torneos, tras el parate obligado de cinco meses por la pandemia de coronavirus.
Con su pase a semifinales en París, quedaría entre el puesto 47 o 48 del ranking internacional. Pero quiere más: si pasa a la gran final del sábado quedaría en la ubicación 31 y, de ser campeona, se metería en el Top 20.
Un salto exponencial que será premio a su perseverancia.
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