El placer es nuestra trinchera

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Por BRENDA RINQUE (*)

El avance del feminismo abrió camino para hablar más abiertamente sobre sexualidad, género, deseo y autoplacer. Esto generó que podamos pensarnos e historizarnos de otro modo en relación al disfrute.

Como lesbiana, en mi proceso de búsqueda personal en torno a la sexualidad creé, en La Plata, un sexshop con perspectiva de género que se llama Dilda. Creo que todes les que nos fugamos de la heteronorma buscamos espacios donde poder existir, porque la presión del sistema y la violencia que se ejerce sobre nuestrxs cuerpxs se vuelve insostenible. Sin perspectiva de género, un sexshop puede ser un lugar violento, que reafirma el biologicismo y los viejos roles. Pero si incorporamos esa perspectiva puede ser un espacio donde nos apoyemos en los juguetes para ir encontrando nuevas formas de sentir, que no tienen que ver sólo con nuestros genitales.

Cuando hablamos de sexualidad y feminismo resulta indispensable hablar de todas las identidades sexo-genéricas y romper con el binarismo que divide al mundo en la dupla varón-mujer. Esta es la única manera de construir sexualidades libres, de lo contrario seguiremos con la reproducción de lógicas que recortan y niegan la existencia de todes. Para crear una sociedad más sana y menos negadora es fundamental la implementación de la ESI, que permita visibilizar sin estigmas las identidades lesbianas, trans, travestis, travas, putxs, marikas, intersex, gays, bisexuales y mujeres, libres, desprejuiciadas y despatologizadas.

Desde Dilda insistimos en que no existe una forma de usar un juguete ni una forma de desear, cada une construye la suya. Los únicos límites que debemos defender son los de la seguridad y el consentimiento.

 

(*) Activista lesbiana, creadora de “Dilda”, sexshop platense con perspectiva de género.

 

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