Los festejos callejeros tuvieron una dimensión pocas veces vista
Edición Impresa | 8 de Noviembre de 2020 | 04:17

Washington
Entre bocinazos y vítores, una multitud celebró ayer el triunfo de la fórmula Biden-Harris en las elecciones presidenciales de los EE UU.
Lo hizo con festejos callejeros en los principales centros de reunión de casi todas las ciudades del país, donde hubo música y también algo de alcohol.
Por ejemplo cerca de la Casa Blanca, el entusiasmo era enorme. Por ser un bastión demócrata, los gritos, el golpeteo de ollas y sartenes y las sirenas, hicieron del ruido algo ensordecedor.
“Estoy aquí para celebrar”, comentó Jack Nugent, un ingeniero informático de 24 años, mientras caminaba hacia Black Lives Matter Plaza, un área que fue el epicentro de las recientes protestas antirracistas.
“Estoy muy feliz con el resultado. He pasado tantos años esperando que suceda este día”, agregó.
La Black Lives Matter Plaza es parte de la avenida que conduce a la residencia presidencial y fue así rebautizada meses atrás para denunciar la brutalidad policial contra los afroamericanos.
Los carteles con los rostros de Joe Biden y Kamala Harris, la futura vicepresidenta, florecieron de nuevo en las calles de la capital, donde miles de los seguidores de los candidatos demócratas, todos con barbijo, los exhiben con orgullo.
“Estoy abrumada, extremadamente feliz y muy orgullosa de que hayamos tomado una dirección diferente”, dijo Amy Berger, de 40 años, que estaba con su hijo en una zona más residencial.
Escenas similares se vivieron en otros estados.
En Nueva York, de donde Trump es oriundo, se replicó la escena de celebración. Catherine Griffin, de 47 años, incluso derramó algunas lágrimas de emoción.
“Estoy feliz de que Donald Trump esté saliendo de nuestras vidas, esperemos para siempre”, dijo con los ojos desbordantes de lágrimas.
En Atlanta estallaron fuegos artificiales. En Maine, una banda en un mercado al aire libre interrumpió su ritmo y comenzó a tocar un himno patrio.
En Manhattan, miles de personas salieron de sus viviendas, colmando las calles, bailando, gritando y chocando manos con desconocidos. En Louisville, Kentucky, la gente se reunía en los patios de sus casas y sacaron el champán. En Harlem, bailaron en las calles, sonaron campanas y tocaron bocinas.
Pero así como había alegría por un lado, en el bando opuesto había tristeza, enojo y desconfianza.
Partidarios de Trump llevan días protestando frente a las oficinas de conteo de votos, denunciando sin pruebas de que se estaba fraguando un fraude electoral. “Esto no ha terminado. No ha terminado. Son mentiras’’, gritaban los partidarios de Trump reunidos afuera del capitolio estatal de Georgia. (AFP)
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