Uno de cada tres chicos argentinos no accede a una alimentación suficiente
Edición Impresa | 11 de Diciembre de 2020 | 04:09

Dos millones de menores de 17 años padecieron insuficiencia alimentaria severa mientras otros 2,5 millones de niños y adolescentes no completaron las cuatro comidas diarias. Estos son algunos de los datos de un trabajo difundido ayer por la Universidad Católica Argentina (UCA) que muestran como la pandemia y la cuarentena impactaron en las infancias, sobre todo las de los sectores más postergados de la sociedad.
Los datos, que reflejan una “infantilización de la pobreza” y su repercusión en la alimentación, fueron elaborados por el Observatorio de la Deuda Social de la Infancia de la UCA (Universidad Católica Argentina) en base a la medición de julio a octubre de este año.
En el marco de una radiografía de la situación de la infancia en el contexto de la pandemia, el trabajo ofrece otros datos, tales como que de los 13 millones de chicas, chicos y adolescentes menores de 17 años, el 64,1% vive en hogares pobres y que la “insuficiencia alimentaria total” representa el 34,4% del total, lo que equivale a más de 4,5 millones, pese a las distintas ayudas sociales.
Detalles del trabajo
Según los datos del estudio, desde 2011, con el 23,5%, la inseguridad alimentaria entre las niñas, niños y adolescentes tuvo un incremento sostenido. Entre 2017 y 2019 registró un aumento importante y con la pandemia y la cuarentena volvió a crecer durante este año al 34,4%.
Según los autores del trabajo se registró un período más estable entre 2011 y 2017 - años en que se incrementaron de modo progresivo las ayudas alimentarias directas a través de la escuela y comedores barriales - alcanzando una cobertura de un tercio de las infancias en 2017.
Posteriormente, la crisis, la recesión y la caída de los ingresos de la población con la disparada de la indigencia y pobreza, “entre 2017 y 2018 se registró un incremento significativo de la inseguridad alimentaria de 7,9 puntos y un nuevo incremento relevante en el último período interanual 2019-2020 de 4 puntos en la inseguridad alimentaria y de 1,5 puntos en el nivel más grave”, dice el Informe.
Según los autores del trabajo, la situación de vulnerabilidad en el acceso a los alimentos en el marco de la pandemia y la cuarentena tuvo un efecto relevante en sectores sociales bajos que no tenían este problema antes de esta coyuntura (en los que no se suelen focalizar las ayudas económicas a través de transferencias de ingresos).
Al mismo tiempo, se redujo la asistencia alimentaria gratuita directa en espacios escolares y comunitarios, sobre todo en niños y niñas que cursan el primario, una situación que se compensó con la Tarjeta Alimentar, que se centró en la primera infancia y en hogares cubiertos por la Asignación Universal por Hijo. Esta ayuda permitió disminuir el impacto de la insuficiencia alimentaria severa, aunque se reveló insuficiente como sistema de protección ante la vulnerabilidad en el acceso a los alimentos.
Según el estudio “ser beneficiario de la Tarjeta Alimentar en situación de pobreza y/o de indigencia duplica las chances de no experimentar inseguridad alimentaria severa o episodios de hambre en los niños y niñas”.
Por la pandemia y la cuarentena bajó la ayuda alimentaria directa de escuelas y comedores
El trabajo destaca, a su vez que a raíz de la pandemia y cuarentena, bajó significativamente la ayuda alimentaria directa a través de las escuelas y comedores: del 39,2% al 23,2%.
Eso hizo que el incremento de la inseguridad alimentaria se registrara principalmente en los niños y niñas entre 5 y 12 años y en mayor medida en los adolescentes de 13 a 17 años ya que chicos y chicas entre 0 y 4 años se vieron más protegidos por la Tarjeta Alimentar.
Del mismo modo, el trabajo destaca que el deterioro es mayor entre las infancias del estrato socio-ocupacional bajo integrado que pasó de 28% a un 36%, mientras entre los sectores marginales subió del 53,1 al 53,8%.
Al mismo tiempo, pandemia y cuarentena impactaron en el riesgo adicional de la obesidad y la malnutrición infantil
El trabajo considera que “en el ejercicio del derecho a la alimentación es clave la creación de empleo genuino para los adultos para generar condiciones de subsistencia dignas que garanticen el acceso a los alimentos en el interior de los hogares. No obstante, en la coyuntura actual las transferencias juegan un papel de protección muy relevante que necesitan ser complementadas con políticas educativas y de concientización sobre consumos que hagan a una dieta equilibrada”
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