Otra madrugada atravesada por el delito en la zona del Parque Saavedra

A una rotisería de 14 y 63 le violentaron la persiana y le rompieron la puerta de vidrio para meterse en el local y llevarse todo lo que pudieron. Se cree que la misma banda se coló por la fuerza en un edificio de 11, 65 y 66

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Una banda de cinco menores de edad está sospechada de ser la causante de varios hechos de inseguridad con epicentro en las cuadras adyacentes al Parque Saavedra, y que tuvo en las últimas horas dos ataques con pérdidas relevantes. Uno fue en un comercio. El otro, en un edificio. Y en ambos el denominador común fue el vandalismo.

“Por lo general andan bien tarde a la noche o directamente a la madrugada. Te da bronca y pena, porque son muy chicos y a esas horas no deberían andar vagueando por la calle”, señaló Ana, una frentista “de años” que vive en 64 y 14. A unos 100 metros de allí, la dueña de una rotisería padeció el accionar del grupo: ayer por la tarde se declaró “resignada” por una situación que “se repite todas las semanas”. Como prueba del paso de la bandita quedó un tablón que hacía las veces de puerta: la original, de vidrio, yacía hecha pedazos en un cubo de basura.

Cerca de las 4.30 de la madrugada, a Eva le sonó el teléfono. Entre preocupada y soñolienta, estiró el brazo y atendió. Un conocido de la cuadra de enfrente de su local, situado en la esquina de 14 y 63, le explicaría el motivo del llamado. Cuando la mujer arribó al negocio el sueño se transformó en impotencia. Adentro reinaba el desorden, pero lo más preocupante tenía que ver con cómo solucionar el problema de la entrada.

Entre la policía y los dueños reconstruyeron la escena. “Primero rompieron la persiana enrejada y la levantaron un poco, muy poquito. Por el espacio estrecho que quedó tenía que ser alguien muy menudito para pasar, creemos que fueron chicos los que se metieron”, refirió la damnificada. Sorteado el primer obstáculo con pericia, fueron por el segundo: la puerta de blindex. En esta ocasión no eligieron la cautela y optaron por un estilo más directo. Con un elemento contundente hicieron estallar el vidrio y así accedieron al interior.

Eva detalló que “se llevaron la plata que había en la caja, algo de cambio que a nosotros nos importa” y también “alfajores y bebidas de distintos tipos”. El vecino que advirtió el escruche en marcha también avisó a la Policía, pero los atacantes huyeron antes de que llegara un móvil. “Siempre hay alguno de estos rateros, por esta zona están seguido”, se quejó la víctima.

Algunos minutos antes en un edificio “nuevo” de siete pisos emplazado en 11 entre 65 y 66, visitantes inesperados hicieron de las suyas. La faena nocturna empezó a las 4, con “pasadas” previas para observar el terreno. Cuando por fin se decidieron eran las 4.10. Lo que no sabían es que una cámara de seguridad instalada en el hall del bloque los estaba filmando.

Las imágenes muestran con claridad cada paso que dieron los cinco jóvenes. Todos iban encapuchados y con el rostro semicubierto, aunque se advierte que son menores. Y, según sospechan los pesquisas, serían los mismos que robarían más tarde la rotisería de 14 y 63.

Utilizando una varilla de metal y fuerza bruta lograron violentar la cerradura y abrir la puerta principal. Después fueron por los accesos a la cochera y al bicicletero, a los que violentaron de la misma forma. Con la vía libre, los intrusos recorrieron pasillos y otros sectores de la planta baja. El camino duró apenas tres minutos, porque no encontraron nada “a mano” que pudieran sustraer con rapidez. No obstante, no estaban dispuestos a darse por vencidos, así que fueron por un último intento. En eso estaban cuando algo los hizo desistir. Entonces, con las manos vacías, se dispersaron en dos grupos y escaparon en direcciones opuestas.

El hecho se caratuló “daños”.

Corredor TOMADO POR LAS MOTOS

Al problema con los menores se agrega uno acaso más peligroso: el de los motochorros que “controlan” el sector comprendido entre los parques San Martín y Saavedra.

A fines de noviembre, desconocidos ingresaron de noche y por la fuerza para robar en una farmacia y óptica de 57 entre 25 y 26. A la mañana siguiente, en 65 y 26 un hombre sustrajo una batería de auto de un lubricentro y corrido por sus dueños, que lo atraparon a pocos metros. Luis, un vecino del sector, indicó que “en la puerta del club (Universal, situado en 25 entre 57 y 58) suelen hacer pasadas para quitarles los celulares a la gente”.

Entre junio y el mes mencionado, en plena cuarentena, se registraron asaltos con modalidades de todo tipo. En 62 entre 18 y 19, una mujer de 47 años fue baleada en una por dos motochorros. Además le propinaron un culatazo en la sien. Entraderas, escruches, atracos callejeros, perpetrados en su mayoría por delincuentes a bordo de motos. Cuatro baleados, un apuñalado y un sinfín de familias aterradas es el saldo de esta epidemia de inseguridad.

 

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