Le pide a sus vecinos que dejen de hacer ruido: se burlan y lo amenazan con prenderle fuego su casa

Juan Marcos Di Giovani ya no sabe qué hacer. Está desesperado y realmente cansado. Sus días se convirtieron en un calvario desde que una carpintería se instaló al lado de su casa, en la calle 423 bis entre 17 y 18, en Villa Elisa.

"Cortan maderas todo el día, desde bien temprano y hasta muy tarde. Son muchos, van rotando y no tiene problemas en hacer todo el ruido que sea necesario", comienza a contar la historia este joven de 27 años que recurrió a los medios luego de haber formulado la denuncia en la comisaría. De yapa asegura que los fines de semana hacen fiestas por la noche.

"No doy más, hace un año que sufro un hostigamiento y acoso. Estoy sufriendo por mi salud", agregó y contó que ya no sabe qué hacer: puso maderas, machimbres, frazadas en las paredes de su pieza para no escuchar más ese ruido que lo está volviendo loco.

Además de los ruidos que tiene que soportar están los ataques de sus vecinos, que según relato y denunció son cada vez más pesados. "Se burlan de mi físico, de mi sexualidad y de mi trabajo. Se juntan entre todos para reírse y hacer todo tipo de difamaciones".

En un video que subió a las redes se puede ver como esos vecinos en cuestión lo insultan y lo corren unos metros hasta la puerta de su casa. En el medio le gritan palabras cargadas de discriminación.

Entre la casa de Di Giovani y la carpintería hay apenas un alambrado, con plantas. Se pueden ver las caras y los movimientos de un lado y otro. "No doy más", repite como si no lo hubiese mencionado anteriormente. Dice que cada vez que va hasta el fondo es un calvario.

Asegura que llegaron a decirle que le iban a prender fuego la pieza y que varias veces lo invitaron a boxear. "Voy rumbo a un psiquiátrico porque no puedo estudiar ni dormir, no puedo vivir".

"Sueño con los días de lluvia para que no vengan a trabajar. Muchas veces me he quedado en el trabajo unas horas más para no verlos", continuó en una charla vía WhatsApp con este medio. El detalle: pidió no hablar por teléfono para que no lo escuchen.

Varias veces fue hasta la comisaría para realizar la denuncia, pero la respuesta siempre fue la misma: "no se puede porque es algo que tiene que resolver en el ámbito civil".

Pero hoy su denuncia se hizo realidad. "Salí a grabarlos y me insultaron, me revolearon una piedra y uno de ellos vino a pegarme y me empujó, hasta que llamé a unos vecinos y luego al 911".

Al llegar un patrullero le tomaron la denuncia y pudo formularla con los sellos de la Justicia. De ahora en más espera, sueña y ruega que esos ruidos desaparezcan, o al menos que sean más prolijos y en horarios que no interrumpan su vida.

 

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