La espiral de la creación
Edición Impresa | 6 de Diciembre de 2020 | 07:57

A partir de dos ejes interconectados –el juego y la geometría circular-, Eduardo Berti construye en “Círculo de lectores” un catálogo imaginario de personajes que leen bajo protocolos maniáticos y exquisitos al mismo tiempo y le permiten discurrir sobre la retroalimentación entre libros y lectores porque, como dice el autor, “un buen lector inspira al libro y cuando las cosas funcionan bien (como en toda relación de a dos) se arma una suerte de espiral o de remolino creativo, placentero, inolvidable”.
Posiblemente como una deformación de su pertenencia al grupo de experimentación literaria conocido como Oulipo -integrado alguna vez por escritores célebres como su fundador Raymond Queneau y otros como Marcel Duchamp, Italo Calvino y George Perec- cuando hace veinte años empezó a escribir el texto que dio a conocer ahora, a Berti no le interesaba tanto pronunciarse sobre algunas indagaciones que pueden resultar más obvias, como la manera en que los libros interceptan un fragmento de la vida del lector para sumergirlo en una deriva transformadora: más que describir sobre esa incidencia de la literatura -que Cortázar retrató con afán hiperbólico en el relato “Continuidad de los parques”- el escritor quería reivindicar el sentido lúdico y recreativo de una escritura pensada como relación simbiótica entre quien lee y quien escribe.
“Es una galería o colección de lectores singulares y de maneras singulares de leer”, dice Berti
“Círculo de lectores” se centra mayormente en una tipología de lectores que intervienen de muy diversas maneras sobre los textos que leen, como el señor Teste, que le dicta escenas a su admirado escritor Maurice Leblanc, o el señor Funes, una variante del memorioso borgeano que le agrega una frase de no más de 16 palabras a cada libro que cita de memoria. O incluso el lector Payandreau, que llega a escribir un cuento replicando el estilo de su escritor favorito, Marcel Aymé y se lo envía.
“Es como una galería o colección de lectores singulares y de maneras singulares de leer -dice Berti-. Si hay un tema central, más allá incluso del tema de la lectura, es el de la lectura “subversiva” o “creativa”. Y este asunto va apareciendo en las diferentes secciones que conforman el libro, desde ángulos y formatos distintos. Quise que la variedad estuviera en las formas de las secciones, como un modo de mostrar las afinidades que hay entre la lectura y las nociones de pluralidad o potencialidad”.
“Mi tendencia a la imaginación y a la invención fue más fuerte que el rigor de verdad al que me obligaba el periodismo”
Este repertorio de personajes componen un fragmento del libro recién editado por el sello Páginas de Espuma, donde el autor de “Todos los Funes” se expide también sobre el rol del traductor como un editor afilado que puede producir marcaciones decisivas en un texto, ofrece definiciones sobre las diversas variantes del cuento y hasta ironiza -en el apartado “Mañana se anuncia mejor”- sobre las fórmulas gastadas del periodismo, un oficio que en su caso fue perdiendo terreno en la silenciosa disputa con la escritura de ficción.
“Siempre me entusiasmó más escribir ficción que escribir periodismo. Eso no significa que el periodismo no me haya apasionado en un momento. Al contrario, le debo mucho. Pero supongo que mi tendencia a la imaginación y a la invención fue más fuerte que el rigor de verdad al que me obligaba el periodismo”, destaca Berti.
Editorial: Páginas de Espuma
Precio: $ 1.190
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