En un asalto exprés tres chicos se llevaron 20 mil pesos en cigarrillos de un kiosco céntrico

Pidieron agua y luego, con violencia, encerraron a la encargada en el baño. También robaron la plata de la caja y preservativos

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“Yo era del turno de la mañana, pero ahora vamos a cambiar. Fijate que cerré la puerta y atiendo por la ventanilla después de lo que le pasó a mi compañera”, reveló Ernesto, empleado de un kiosco ubicado en 2 y 45 que el sábado fue blanco de la bandita de menores que azota los comercios de la zona de la Estación de trenes.

En ese local ya fueron visitados por este grupo tres veces en los últimos cuatro meses. Y en cada caso “aparecen cuando está ella, porque ya nos conocen los horarios”, señaló el hombre.

Ayer por la tarde, el fastidio en su rostro era visible y no ocultó la razón: “No les importa nada. Otra vez quedaron filmados y vuelven. Lo que ocurre también es que entran (a la comisaría) y salen al poco tiempo”, lamentó.

“Ahora cerré un poco porque este horario entre después de las 13 y las 16 es complicado”, le explicó Ernesto a EL DIA.

Uno de los sindicados como ladrón recurrente es un chico que “no supera los 12 o 14 años” y a quien se lo suele ver junto a otros dos adolescentes más grandes. En los negocios de las zonas que comprendidas entre 1 hasta 5 por diagonal 80, en 45 a 48 de calle 2 a 5 y en barrio Hipódromo ya los conocen.

“Son siempre los mismos y como se saben impunes actúan a toda hora”, aseguraron. Les atribuyen varios de los hechos delictivos que sucedieron en el último tiempo en el área especificada y no descartan que “sean del barrio”.

VEINTE MIL PESOS EN CIGARRILLOS

El sábado último a las 15, Sol (23) se encontraba sola en kiosco. Había mucha gente en la calle y por eso tenía la puerta abierta. Tres jóvenes entraron y le requirieron una botella de agua fría. Ella “siempre guarda algunas botellas en la heladera con hielo para quienes pasan a pedir”, contó Ernesto.

Entre esos desconocidos se hallaba uno que ella conocía. Sin embargo, previendo que esta circunstancia podría delatar sus verdaderas intenciones, cubrió su rostro con una gorra y mantuvo agachada la cabeza hasta el momento de dar el golpe.

La treta duró unos segundos. Cuando uno de los asaltantes recibió la botella, rodeó el mostrador y fue directo hacia la joven. A los empujones la arrastró hasta el baño para encerrarla. Y en el trayecto, producto de un empellón, Sol se golpeó la cabeza con una pared.

Con la empleada fuera de la escena se dedicaron a buscar qué robar. Primero vaciaron la caja registradora (con unos mil pesos en efectivo), pero la diferencia la hicieron con la mercadería que sustrajeron.

“Justo había llegado un pedido de cigarrillos y se llevaron una caja que equivale a veinte mil pesos. Además agarraron otra de preservativos”, indicó Ernesto. Tras consumar el robo, huyeron caminando con rumbo desconocido.

La víctima salió del baño y enseguida llamó a la Policía. “Vinieron, le dijeron ‘ahora volvemos’ y no los vimos más”, se quejaron en el comercio. En tanto, el paradero de los ladrones sigue siendo incierto.

Luego de la secuencia de atracos, en el kiosco debieron tomar una serie de medidas para evitar sufrir otro caso similar. En esta línea, sostuvieron que “pusimos una caja de seguridad en la que vamos colocando los billetes porque sabemos que van a volver, también atendemos mucho más por la ventanilla y cambiamos los horarios para que Sol no quede expuesta”.

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