Fernández puso en duda la posibilidad de reunirse con Bolsonaro el 1 de marzo

Le pidió que sea al día siguiente porque en esa jornada debe inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso

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El presidente Alberto Fernández puso ayer en duda si podrá asistir el 1 de marzo a Uruguay para participar de la asunción del mandatario electo de ese país, Luis Lacalle Pou, ocasión que el jefe de Estado de Brasil, Jair Bolsonaro, quería utilizar para concretar una reunión bilateral.

Fernández explicó que la imposibilidad del viaje reside en que ese día deberá asistir a la inauguración del período de sesiones ordinarias del Congreso Nacional.

De esta forma, el mandatario le bajó las expectativas a un posible encuentro con Bolsonaro en Montevideo, una chance que había sido planteada el miércoles después de la reunión que el presidente brasilero mantuvo en Brasilia con el canciller Felipe Solá.

“No sé si voy a poder ir; el 1 de marzo se inauguran las sesiones” ordinarias del Congreso, sostuvo Fernández en declaraciones a radio Rivadavia, aunque complementó que le propondrá a Bolsonaro “verse al día siguiente”.

En esa misma línea, el Presidente expresó: “No puedo hacer coincidir todo; me encantaría, pero lo intentaré al día siguiente”.

Bolsonaro propuso el miércoles que la primera cumbre con Fernández fuera el 1 de marzo en Montevideo, durante la asunción del nuevo gobierno uruguayo.

El ofrecimiento del presidente brasileño se hizo público tras las gestiones del canciller Felipe Solá. “Bolsonaro le manda un abrazo al Presidente y espera verlo el 1 de marzo”, dijo el funcionario argentino.

“Se podría hacer el discurso a la mañana y, a la tarde, ir a Uruguay a la asunción”, estimó ese día el jefe del Palacio San Martín.

Solá fue recibido el miércoles en Brasilia por el presidente Bolsonaro y durante el encuentro le pidió apoyo para la renegociación de la deuda argentina con el Fondo Monetario Internacional.

El canciller estuvo reunido 50 minutos con Bolsonaro en el tercer piso del Planalto y, antes, con su equipo de trabajo mantuvo un encuentro con el canciller Ernesto Araújo, en el Palacio de Itamaraty, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

De las reuniones participaron también el embajador designado, Daniel Scioli, y el ministro de Asuntos Estratégicos, Gustavo Béliz; mientras que -por Brasil- estuvieron el vicecanciller Pablo Tettamanti, el jefe de gabinete de cancillería, Guillermo Chaves, Jorge Neme, y la subsecretaria de asuntos del Mercosur, Carmen Squeff.

El primer mensaje argentino fue dicho ante Araújo y luego repetido ante Bolsonaro. A ambos, Solá les explicó el tema de la deuda, sobre todo la adquirida ante el FMI desde 2018.

“Le hemos pedido apoyo en la negociación con el FMI, entendió bien y supongo que lo hablará con su equipo. Bolsonaro escuchó con atención, no le pedí una respuesta inmediata”, manifestó el canciller.

Solá hizo hincapié en que la recuperación argentina de la recesión actual depende de esos acuerdos, una situación clave para que Brasil pueda recuperar el nivel de sus exportaciones a Argentina

“QUIERO UNA ARGENTINA FUERTE”

En la previa a los dichos de Fernández, Bolsonaro había asegurado que quiere “una Argentina fuerte” y “no una patria bolivariana” y dijo que ya puso en marcha el mecanismo para evaluar un posible apoyo al gobierno de Alberto Fernández en su negociación con el FMI.

“Se lo pasamos (el asunto) al Ministerio de Economía y ellos van a decidir”, sostuvo Bolsonaro al referirse ayer, en declaraciones a la prensa consignadas por la agencia de noticias Efe, a un posible apoyo de Brasil a la Argentina en sus conversaciones con el FMI por el pago de la deuda.

 

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