¿La Filosofía puede ayudarnos a ser personas más conscientes?

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Por CATALINA BERTOLDI (*)

Hay una afirmación que circula hace tiempo en los ámbitos más diversos y que parece ampliamente aceptada: “el mundo está en crisis”. De ella, surgen todo tipo de reclamos: ecologistas nos llaman la atención sobre las consecuencias inminentes del calentamiento global, veganos y vegetarianos nos piden revisar nuestros hábitos alimenticios y ponen en cuestión nuestras formas de producción, diferentes corrientes pedagógicas nos interpelan con propuestas alternativas de educar, y la lista podría ampliarse.

Todos estos reclamos, parecerían tener el mismo denominador, “hacernos más conscientes” de nuestro lugar en el mundo, y, además, de la responsabilidad que tenemos de tomar una postura frente a ellos.

¿La Filosofía puede ayudarnos a ser personas más conscientes? Esta disciplina, por su exigencia intelectual, ha sido despreciada por muchos que la consideran una actividad exclusiva de ciertas personas. Sin embargo, desde hace algún tiempo, una manera diferente de verla creció de la mano de filósofos y divulgadores que la muestran como una actividad más amable y accesible a todo aquel que acepte el desafío de ofrecer algún tipo de respuesta, no sólo a las problemáticas urgentes de este mundo en crisis, sino a cuestiones aún más generales y profundas que nos atraviesan como seres humanos.

Rescatando su valor práctico, la Filosofía representa el desafío de pensar de manera metódica sobre aquello que nos resulta importante, con el objetivo de encontrarle el sentido y de comprenderlo de una manera más acabada y profunda. Una herramienta para analizar los sucesos de la realidad de manera crítica, y ofrecer nuestro punto de vista de manera creativa.

Más alejada del ámbito académico y cercana a nuestras experiencias, en tanto ejercicio del pensamiento, ha recuperado adeptos; sin embargo, parecería (aún hoy) algo más vinculado al mundo adulto que al de la infancia. Matthew Lipman, filósofo y educador, dobló la apuesta y creó un proyecto de “Filosofía para Niños” con el propósito de inspirar en niños y niñas una mirada filosófica que les permita ser más conscientes de sí mismos y de su entorno. Asumiendo que la infancia está atravesada por preocupaciones tan profundas como las de los adultos, se le ofrece un espacio seguro en el cual compartir sus cuestionamientos e inquietudes; a través del trabajo intelectual compartido los chicos y chicas buscan sus propias respuestas y construyen el sentido del mundo.

Hemos recuperado la utilidad de la Filosofía para la vida cotidiana que nos invita a asumir del desafío de “pensar de una manera más consciente”; alentemos también a niños y niñas a adquirir hábitos reflexivos que les permitan proyectar la persona que quieren ser y el mundo en el que desean vivir.

 

(*) Profesora de Filosofía

 

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