Vid Vs. Covid: catas virtuales, ventas online y deliverys

La industria vitivinícola se las rebusca para no caer frente al parate económico que implicó la cuarentena. La ayuda de la tecnología y la fuerza del trabajo en equipo

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Por NICOLÁS LAMBERTI

nlamberti@eldia.com

El aislamiento obligatorio que decretó el gobierno nacional el pasado 20 de marzo y que seguirá extendiéndose para evitar los contagios y que el COVID-19 sea lo menos nocivo posible, obligó a los argentinos a alterar la cotidianidad, las costumbres, los hábitos pero también apelar al ingenio para paliar la situación y que se haga lo más llevadera posible.

No hay reuniones, no hay salidas, no hay comidas multitudinarias, no hay cumpleaños, no hay nada que se pueda compartir entre muchos en un mismo espacio. Pero la tecnología hoy se volvió importante para suplir en cierta forma, un poco de todo eso que el argentino necesita como individuo social y que el comerciante precisa para subsistir.

Y en este marco las catas de vinos virtuales, las ventas online y los deliverys se van transformando en tendencia. La idea de compartir copas e intercambiar sensaciones de lo que produce el vino en boca y nariz, esta vez mediante videollamadas o redes sociales, se convirtió en otro modo de contacto social a distancia para amigos y en modo de venta para comerciantes y bodegueros o productores.

CATAS VIRTUALES: CONTACTO SOCIAL Y MODO DE VENTA

La modalidad de reunión entre grupos que se juntan en alguna casa para probar los sabores que puede ofrecer la uva con algún maridaje mediante, venía creciendo de forma paulatina en nuestra ciudad y ya no era cuestión de esperar el llamado o invitación de algún comercio para degustar una cepa. Por eso los fanáticos de los vinos le buscaron la vuelta e intentan continuar de alguna forma con lo que ya había comenzado. El confinamiento no es un impedimento para descubrir nuevos sabores.

“Con esta recesión tengo que trabajar de algo y encontré en el vino una posibilidad”

 

Raúl Salvatierra, emprendedor y músico de la ciudad que suele organizar catas privadas en su casa de El Retiro, también lo hace con amigos y ahora planea incursionar en el mundo virtual con algunos “clientes” de siempre. La prueba piloto ya la hizo con sus compañeros de reuniones habituales, un grupo que lleva por nombre Bacanales y que suele reunirse al menos cincos veces al año en diferentes “sedes”

En diálogo con este medio, Salvatierra contó que esa incursión hoy le puede significar una salida ante la crisis que despertó el Covid-19: “Yo trabajo como músico en dirección coral y eso surgió como un hobbie que hago con pasión (tengo incluso una cuenta de Instagram que se llama Consultores de Vinos). Ahora con esta recesión tengo que laburar de alguna manera y encontré en el vino la posibilidad de trabajo pensando en hacer delivery y promocionando lo de las catas privadas y virtuales. Le estoy dando forma y la idea es llevar a cada domicilio el mismo vino y entablar en un horario y día determinado una reunión virtual entre los compradores. En tiempo de crisis hay que buscar una salida”.

PRODUCTORES Y CLIENTES

Raúl es la “pata” aficionada que ante la urgencia busca la salida para poder paliar la el desplome económico que se suscitó producto de este “enemigo invisible” como han bautizado los expertos al coronavirus.

“Ya estamos por empezar con las catas virtuales, contactando a un enólogo por Zoom”

 

Pero los productores vitivinícolas también debieron buscar la vuelta para continuar vendiendo lo que producen. Con restaurantes, hoteles y vinerías cerradas, más la nula actividad turística, las relaciones virtuales con los clientes independientes también son el salvavidas.

Matías Etchart, bodeguero salteño de Cafayate que proviene de una familia reconocida en el mundo vitivinícola (su abuelo Arnaldo B. Etchart fue uno de los precursores de los denominados vinos de altura) es el eslabón productor que también debe acudir al mundillo virtual para sobrevivir ante la crisis.

Matías emplazó su bodega en la finca Arca Yaco, que se ubica en una espacio recóndito llamado “Quebrada de San Lucas” (región de San Carlos-2000 metros sobre el nivel del mar-), donde plantó en su mayoría uvas Malbec. Hoy, incluso con su vinos Amar y Vivir con puntajes de entre 95 y 96, la venta no asoma para nada sencilla.

En diálogo con este medio, manifestó que el vino “al ser considerado un alimento el trabajo en la finca está permitido”, aunque claro que la comercialización hoy se complica. “La venta interna y externa, con las exportaciones paradas, bajó mucho, considerablemente”, admitió.

La salida de Etchart para contrarrestar la baja, son las redes sociales: “Estamos haciendo degustaciones y charlas por las redes sociales, como por ejemplo vivos de Instagram donde sugerimos el producto y la gente va comentando. Incluso, los que ya lo tienen en sus casas, nos comparten las sensaciones de lo que están probando”.

Bajando del norte hacia el sur y virando para la oeste, en la cuna del vino, Mendoza, un pequeño productor de San Rafael es la contracara de la cuestión. Con poco mercado interno y sin la logística necesaria para poder comercializar mediante la vía online, Juan Chaglasián, quien además es propietario de un hotel boutique que hoy tampoco le da ingresos, apela solamente a la tecnología para estar cerca de sus clientes, conservarlos, no perderlos.

“Al ser considerado un alimento el trabajo en la finca está permitido en cuarentena”

 

“Con las catas virtuales que estoy planificando yo no busco un rédito económico, es para entretener al cliente, que son considerados amigos, son huéspedes que suelen alojarse en nuestro hotel, que es muy familiar y que generalmente prueban y consumen nuestros vinos Arení. Nosotros no vendemos online porq no tenemos logística para hacerlo”.

El mercado de Chaglasián se enfoca en restaurantes y bares, que hoy se encuentran totalmente cerrados. Por eso, la venta del producto de cualquiera de sus cepas (Malbec, Cabernet Souvingon, Blend, Chardonay, Rosé y Tempranillo) está totalmente parada. “Estamos sin vender. La ventas son nulas”, subrayó.

Por eso, ante tanta mala, su idea fue la de estar cerca de los clientes mediante llamadas de Zoom y proponer degustaciones virtuales: “Llamé a varios clientes amigos, incluso de La Plata, para poder hacerlo, gente q es del palo, que le gusta el vino y que por habernos visitado aquí tienen el producto en su casa”.

LOS COMERCIANTES LA PELEAN CON SUS ARMAS

Por su parte, los comerciantes de la Ciudad como Gabriel Vidal y Claudio Ferretti, tratan de sacar la situación adelante mediante diferentes enfoques. El primero de ellos, dueño de una vinoteca céntrica, encontró rédito con la difusión de Whatsapp: “Con esta situación trato con proveedores vía telefónica y puedo vender mediante redes y sobre todo vía Whatsapp, y voy entregando pedidos a domicilio al mediodía y noche. Estoy vendiendo algo similar a lo que venía haciendo, pero con el trabajo de recorrer toda la ciudad, con los gastos que también implica”.

Mientras que Claudio, propietario de una vinería ubicada en zona norte, más allá del delivery, se anima a apostarle a las degustaciones virtuales: “Cerramos el local y comenzamos a laburar con delivery por todas las zonas y sin costos.Sacamos promociones con diferentes varietales, regiones, maridajes, verticales y algunas cajas con vinos accesibles. No es lo mismo que tener abierto pero por lo menos podemos trabajar”.

En tanto, aseguró que ya le dio forma a las degustaciones a distancia: “Ya estamos por empezar con las catas virtuales, contactando a un enólogo por Zoom, y al mismo tiempo la gente ya a va a tener sus botellas en la casa para degustar. No es como una cata normal que son siete vinos, serán tres como mucho para no encarecer los costos”, contó.

“Se vende el paquete, mando la mercadería a domicilio y se programa la reunión para determinada hora, de no más de entre 20 o 25 personas”, explicó uno de los actores necesarios que permiten que el sector le de pelea al virus y a sus daños colaterales. El ingenio y el empuje de productores, emprendedores y comerciantes hoy posibilitan alzar una copa y brindar por la salud con los más queridos. Aunque sea a la distancia.

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