Corazón y coronavirus

Edición Impresa

Por DR. DIEGO ECHAZARRETA (*)

Las medidas implementadas contra la pandemia han sido efectivas en reducir la propagación del virus pero paralelamente han generado una disminución significativa de los controles cardiovasculares, lo que ha provocado un incremento de las descompensaciones por enfermedades preexistentes.

Tras nueve semanas de confinamiento creemos que es oportuno informar a la población y también a las autoridades sanitarias que el hecho de demorar, reducir la intensidad o dejar de cumplir con las medidas de prevención y tratamiento que han demostrado beneficios en pacientes con enfermedad cardiovasculares, generará indefectiblemente mayor morbilidad y mortalidad en este grupo vulnerable.

Este tipo de patologías constituyen la primera causa de muerte global: representan el 31.8 por ciento del total de fallecimientos en nuestro país. Una asistencia insuficiente, en la cual los pacientes eviten controlarse o no se les dé prioridad de atención a causa de la pandemia generará un incremento prevenible y previsible de complicaciones complejas cardiovasculares.

Si bien nos encontramos en una etapa temprana de la evolución de la pandemia, ya existen múltiples publicaciones donde se llama la atención sobre el efecto de la menor asistencia en los pacientes con enfermedades cardiovasculares, con el consecuente incremento de la mortalidad en ciertas regiones de España, Italia y otros países de Europa.

Nuestro sistema sanitario, a pesar de sus dificultades estructurales, debería adaptarse a las nuevas circunstancias sin desatender a los pacientes noCOVID-19 y evitar postergar tratamientos o estudios cardiovasculares necesarios aplicando estrictas normas de protección.

En la medida en que la actual circunstancia se mantenga, con las Unidades de Cuidados Intensivos Cardiovasculares semi-ocupadas, no deberían postergarse cirugías programadas cardiovasculares, procedimientos endovasculares ni electrofisiológicos o estudios diagnósticos que nos permitan evitar futuras internaciones en un momento de la pandemia donde esas camas resulten indispensables con el objeto de atender pacientes COVID-19 complicados.

Es clave evitar el temor y la gran autolimitación de la consulta por parte de población con información y adecuado asesoramiento a los pacientes para la asistencia segura de las patologías no COVID-19. Se trata, al fin y al cabo, de aplicar criterios epidemiológicos razonables que nos permitan cuidar a nuestra población, considerando la totalidad de las patologías prevalentes en nuestro medio.

 

(*) Jefe de Sala de Cardiología Hospital San Juan de Dios - Docente Universitario

 

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