Crecen las denuncias sobre grooming en tiempos de cuarentena

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La irrupción de centenares de millones de personas en las redes de Internet se ha convertido en uno de los fenómenos más complejos de los últimos tiempos, por los múltiples y nuevos desafíos que ese sistema –abierto y en construcción permanente- le plantea a las sociedades contemporáneas. Entre otros, el de un uso desviado de esa maravillosa herramienta, utilizándola, en no pocos casos, para atacar la integridad moral y legal de las personas. Se trata, nada menos, que del auge de los llamados delitos informáticos.

En ese contexto es que ahora acaban de conocerse en nuestro país datos reveladores de un brusco aumento de las denuncias por grooming –una práctica de acoso y abuso sexual contra niños y adolescentes que utiliza como vehículo a las redes sociales- que se incrementaron en un 30 por ciento durante el período de aislamiento obligatorio por el coronavirus, según señalaron expertos en las últimas horas.

Desde que comenzó el aislamiento preventivo, social y obligatorio, aumentaron considerablemente las denuncias sobre posteos en redes sociales con imágenes y videos de abusos sexuales contra niñas y niños, informó la asesora General Tutelar del gobierno porteño. Puso de relieve que los menores de edad, al estar conectados mucho tiempo a las redes sociales, están más expuestos a ser víctimas de delitos que ocurren a través de las redes, como ser el grooming entre otros tipos de delitos.

La funcionaria pidió a los adultos que están a cargo de los menores que estén atentos a la actividad que desarrollan en las redes y conocer, por ejemplo, con quiénes se conectan, sugiriendo la necesidad de que dialoguen más con ellos acerca de los riesgos a los que están expuestos.

Sabido es que en noviembre de 2013 quedó sancionada en nuestro país la llamada ley de Grooming que reprime con penas de prisión de seis meses a 4 años al que por medio de comunicaciones electrónicas, telecomunicaciones, o cualquier tecnología de transmisión de datos, contacte a una persona menor de edad, con el propósito de cometer cualquier delito contra su integridad sexual.

Lo cierto es que, tal como se vino informando en este diario, desde el grooming al sabotaje o el robo de datos sensibles, los delitos informáticos se multiplican en Sudamérica de la mano de la penetración de Internet y la masificación de la redes sociales, y constituyen una problemática que la mayoría de los gobiernos de la región no está preparada para enfrentar, según coinciden expertos.

En este contexto, no puede menos que ser consignada la iniciativa impulsada hace tres años por un grupo de alumnos, docentes y padres de la Escuela Especial 501 de Berisso, presentada entonces en la feria distrital de Ciencia y Tecnología, destinada a que los chicos y las familias tomen conciencia de los riesgos latentes que encierra el mal uso de las redes sociales.

El trabajo de esos estudiantes apuntó a la conveniencia de conocer más sobre la seguridad de las redes sociales, poniendo acento en lo que es el resguardo de la privacidad y de la seguridad

Debe advertirse que se habla de una realidad que es cotidiana, que ingresa en los hogares y que se vale del desconocimiento de la población, sobre todo la de menor edad que es la más indefensa. Frente a ella sólo cabe, como fórmula primordial, oponer barreras de tipo preventivo que pueden hallarse a partir de una mayor toma de conciencia. Las informaciones estadísticas consignadas arriba no dejan lugar a dudas sobre la vigencia de un problema que debe ser enfrentado.

 

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