La particular cuarentena que se vive en la Ciudad

La cuarentena en La Plata ya no es como era. Salvo después de las 22, la Ciudad volvió a tener ritmo propio. Circulan autos, camina gente, en las plazas vuelven a verse padres con sus hijos, hay actividad comercial... Si hasta en algunas esquinas volvieron malabaristas y aquellos que se ganan la vida limpiando vidrios o vendiendo golosinas. La cuarentena ya no es como era.

Por eso autoridades nacionales, provinciales y municipales buscan un carril para seguir por esta carretera tan ancha del aislamiento, que está claro ya no será nunca más como lo fue en un principio. Se habla de salidas autorizadas por sexo, DNI u otras alternativas.

La Plata volvió a recuperar parte del ritmo de meses atrás. Los bancos siguieron con largas colas para el cobro de jubilados y asignaciones. Fueron pocos los comercios alimenticios que no tuvieron grupos de personas en sus puertas. Las estaciones de servicio volvieron a tener filas de autos para cargar combustible, en los comercios que trabajaron con la cortina baja se pudo ver grupos de personas esperando ser atendidos y hasta algunas peluquerías decidieron empezar a trabajar con la cortina baja.

Las razones de este final encubierto de la cuarentena obedece a dos razones: primero la necesidad económica de miles de platenses de tener que salir de sus hogares para empezar a activar la rueda económica; la otra, el aburrimiento de algunos que le perdieron el miedo al coronavirus que causó estragos en todo el mundo pero que en Argentina, todavía, no impactó con dureza.

“Si en lugar de tener 54 casos y un solo muerto acá fueran más los positivos tal vez el respeto de la gente fuese otro. No se puede poner un control policial cada cinco cuadras. Se depende más del respeto individual que otra cosa”, contó ayer por la mañana un vecino que miraba, junto al cronista de este medio, el intenso movimiento de las calles en horas del mediodía.

En horarios pico, las arterias clave se presentaron saturadas de vehículos, tal como ocurrió en los accesos de la zona Oeste (las avenidas 520 y 44) y la zona norte (los caminos Centenario y Belgrano), en el cinturón del Casco Urbano compuesto por las avenidas 31, 32, 72 y 122. En tanto que los colectivos del transporte urbano comenzaron a recibir mayores cantidades de pasajeros mientras se intenta convivir con las disposiciones del Ministerio de Transporte de la Nación y de la Municipalidad de La Plata para que se preserven las conductas de distanciamiento comunitario.

A esos se sumó el incremento de la actividad comercial de distintos rubros en los barrios periféricos, donde los controles no suelen ser tan exhaustivos como en el Centro. Y, por supuesto, la recargada actividad en supermercados y cajeros automáticos, que parecieron no tener descanso por la cantidad de personas que concurren a retirar dinero y a realizar pagos y transferencias por esa vía.

Sólo por la noche la cuarentena se sintió como tal: sólo motos de deliverys de un lado a otro. Y poco más. Pero lo que antes se notaba desde las 19 ahora recién se puede palpar alrededor de las 22.

Sin embargo, más allá de estas muestras de vitalidad de nuestra ciudad, nada es como antes: todo el mundo anda con tapabocas, a la vez que persisten con firmeza las campañas oficiales por uso de elementos de seguridad, medidas de higiene y distanciamiento comunitario. Es que la amenaza de la pandemia por coronavirus COVID-19 sigue latente, por eso cada medida con posibilidad de efectivizarse es analizada al milímetro por las autoridades.

Choripaneada de taxistas platense en 7 y 50

Una de las imágenes más curiosas del día y la que dejó en evidencia que la cuarentena empezó a vivirse de otra manera fue el festejo por el Día del Taxista que se realizó en pleno centro.

Fue una choripaneada a la que le faltó el calor de otros años, pero que tuvo a una buena cantidad de taxistas pasando un buen momento en medio de la crisis por la cual están atravesando

El titular del sindicato Unión de Conductores de Taxis de La Plata, Juan Carlos Berón, le dijo a este medio que la celebración “empezó a las 12 y terminó a las 15:30, siempre respetando la distancia que piden los especialistas”.

“Los muchachos llegaban, agarraban su choripán y luego se iban, siempre con saludos desde lejos y con barbijos. No se generó tanto amontonamiento”, se defendió de las críticas que recibieron por el lugar y el momento elegido para el festejo.