“Reventó” la tarjeta de crédito, pero sin gastar un peso: presa

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Se sabe, de la mano de la cuarentena aumentaron sensiblemente las compras online de todo tipo de productos, como también subieron fuerte las estafas y los cuentos del tío.

Por la combinación de un poco de todo esto es que una mujer de 35 años fue detenida ayer en un allanamiento en su casa del barrio Hipódromo, donde la policía secuestró ropa, juegos de mesa y hasta plantas que habría adquirido con comprobantes truchos de depósitos a través de una tarjeta de crédito.

Lo insólito es que esa tarjeta está a su nombre, hizo las operaciones desde su número de teléfono y recibió la mercadería en la misma casa en la que vivía y ahora la atraparon. En las próximas horas será indagada por el delito de “estafas reiteradas”, confirmaron fuentes del caso.

La denuncia la hicieron de manera conjunta cuatro comerciantes de rubros distintos que tienen sus locales en calle 8, después de que uno de ellos contó su experiencia en el grupo de WhatsApp que comparten y cayeron en la cuenta de que habían sido víctimas de la misma maniobra: una clienta que hacía una compra, pedía la entrega a domicilio y mandaba como comprobante de pago el cupón de una tarje de crédito.

“Como todos estamos tan necesitados de vender y a veces las transferencias tardan en impactar en la cuenta, para no hacer esperar al cliente entregamos igual”, dijo uno de los damnificados, convencido de que “hay que extremar los recaudos”.

Según la información oficial, los hechos ocurrieron entre el 8 y el 13 de junio, a través de la plataforma virtual “compra on-line”, y con “comprobantes de depósitos apócrifos de pagos inexistentes correspondientes a tarjetas de crédito de Tarjeta Naranja”.

A partir de las declaraciones de las víctimas y con la documentación presentada, la justicia ordenó allanar la casa de la acusada, en 115 entre 40 y 41, donde la detuvo y secuestró parte de la mercadería que entregaron los denunciantes, como 20 plantas; juegos de mesa; camperas; ruanas; perfumes; ropa interior y accesorios como una riñonera y una billetera, entre otras cosas. Uno de los damnificados había escrachado a la mujer por redes sociales, luego de lo cual ella lo acusó de “maltratador” por la misma vía.

 

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