El parate golpeó muy fuerte a la industria y a la construcción

La actividad fabril cayó un 33,5% y es el registro más bajo desde 1994 cuando la empezó a medir el Indec. Las obras se desplomaron un 75,6%. Confían en un leve repunte en mayo

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La industria y la actividad de la construcción sufrieron en abril pasado un derrumbe sin precedentes que evidencia los efectos de las medidas de aislamiento impuestas ante la pandemia de COVID-19 sobre un tejido productivo ya muy golpeado por la recesión.

Según informó ayer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la producción manufacturera mostró en abril una caída del 33,5 por ciento respecto a los niveles de marzo, que ya había sido un mes de hundimiento para el sector a partir de las medidas de confinamiento.

De hecho, el desempeño de la industria en abril es el peor en los registros históricos del Indec, cuyas series estadísticas sobre la actividad manufacturera están publicadas desde 1994.

El resultado de abril es mucho peor al ya observado en marzo último (-16,8 por ciento) y supera incluso al derrumbe del 22,3 por ciento interanual registrado en el índice de la actividad industrial en marzo de 2002, en medio de la severa crisis económica, política y social que estalló en Argentina a finales de 2001.

De acuerdo al informe del Indec, solo un tercio de los establecimientos industriales operó con normalidad en abril, mientras que los dos tercios restantes, o no operó o solo pudo hacerlo parcialmente.

Todas las ramas manufactureras registraron severas caídas de actividad en abril, pero las más estrepitosas se observaron en la industria automotriz (-88,5 por ciento), la fabricación de prendas de vestir, cuero y calzado (-79,1 por ciento), la de materiales para la construcción (-70,7 por ciento) y las industrias metálicas básicas (-65,2 por ciento).

La actividad de la construcción también registró números catastróficos en abril, con un desplome interanual del 75,6 por ciento, una magnitud de caída nunca registrada desde 1993, cuando se inició la serie de mediciones oficiales sobre este sector, que en 2019 ya se desplomó un 7,9 por ciento y que entre marzo pasado e igual mes del año anterior perdió casi un cuarto de su fuerza laboral.

En mayo último las restricciones para operar fueron flexibilizadas por el Gobierno en varias ramas industriales que habían visto completamente paralizada su producción en abril, como las fábricas de automóviles, empezaron a reactivarse lentamente.

“Así, esperamos que abril será el punto crítico de la crisis, y que en los próximos meses veremos una recuperación. La forma y velocidad de ésta recuperación dependerá principalmente de cómo se lleven a cabo el levantamiento de las restricciones”, apuntó el consultor Orlando Ferreres.

En esa línea, desde el Ministerio de Desarrollo productivo dijeron que durante mayo comenzó, lentamente a revertirse esta tendencia declinante, debido a la apertura de algunas actividades en distintas partes del país. Con todo, las expectativas de los industriales no son buenas.

De acuerdo a una encuesta sectorial difundida ayer por el Indec, 61,8 por ciento de los empresarios prevé que la utilización de su capacidad instalada disminuirá en el período mayo-julio, y un 60,4 por ciento proyecta una caída en la cantidad de horas trabajadas por su personal.

Al igual que la construcción, la actividad manufacturera en Argentina ya venía golpeada antes de la irrupción del COVID-19, aunque la pandemia ha profundizado su crisis.

En medio de una recesión económica, la actividad industrial cayó un 5 por ciento en 2018 y un 6,4 por ciento en 2019.

 

FMI
El Fondo Monetario dijo que “aún no comenzaron” las discusiones sobre un nuevo programa del organismo con la Argentina, si bien reiteró su apoyo al país en la reestructuración de la deuda con los acreedores privados y se mostró esperanzado en un acuerdo

 

 

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