Golpes y rapto en un asalto comando a un club de polo, a la vera de la ruta 2

Ocho delincuentes armados, con los rostros tapados y las manos cubiertas, asaltaron y golpearon el viernes a la noche a varias personas -entre ellas al dueño del predio, de 75 años- en un campo de polo situado sobre la ruta 2, a la altura del kilómetro 65, en Olmos. Y, en medio de la fuga, reptaron a un empleado durante una hora y lo dejaron “tirado” en Florencio Varela, donde caminó por dos kilómetros hasta una comisaría de la zona.

Los damnificados creen que los delincuentes contaban con algún tipo de inteligencia previa y que, al menos uno de ellos, “era policía” por cómo se dirigía a sus cómplices y la vestimenta que llevaba puesta. “Nunca habíamos sufrido algo así. Esto es un campo y ahora tenemos miedo cuando se hace de noche”, le dijeron a este diario.

El atraco ocurrió cuando estaba en proceso de reforma el sistema de seguridad del predio

Fuentes policiales informaron que “es un hecho muy complejo, el GTO de la comisaría Decimoquinta lleva a cabo las investigaciones del caso” y tendrían “identificados a los ladrones”. Asimismo, señalaron que “en el transcurso de la semana se llevarán a cabo las órdenes de registro para dar con el paradero de los sospechosos”. Se espera que hoy la causa se traslade de la UFI N°9 (autores ignorados) a la UFI N° 16, a cargo del fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta.

“La Enriqueta” funciona como un club de polo desde el año 1999. Luis Sánchez (75) se mudó allí hace 35 años y unos años después, su hijo Matías comenzó el desarrollo del deporte con equinos. “Tenemos casas con mi familia (tres grandes) y también casas de empleados, además de caballerizas que tienen dormis para que los jugadores se queden los fines de semana”, explicó Matías Sánchez Fontan en diálogo con este diario. “Fue muy dramático, golpearon a mucha gente”, añadió.

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El viernes último, cerca de las 20, el grupo de asalto entró a pie al terreno. En el inmueble principal, su papá y un hermano de 11 años fueron sorprendidos por los intrusos: “Parecía que el jefe era policía, sobre todo por el modo de hablar. Tenían guantes de trabajo, pasamontañas y la verdad es que fueron muy violentos”, detalló.

A Luis le pegaron mucho, tanto que el menor finalmente se quebró y les indicó dónde guardaban el dinero del mes.

Matías señaló que los sujetos “pedían plata, pero por lo general acá no tenemos más que lo que usamos para las compras y mantenimiento”. El monto sustraído ronda los 400 mil pesos, indicó una fuente de la investigación.

Eso no fue todo. “Entraron en siete casas, tres que son de mi familia y las de los empleados -quienes también sufrieron golpes- que viven acá, además del club house”, sostuvo el damnificado.

Saquearon todo lo que había a su paso. Entre lo que pudieron inventariar las víctimas, destacaron tres autos (una Volkswagen Saveiro nueva, una Fiat Doblo y un Chevrolet Corsa), un microondas, boinas y los celulares de todos, menos un iPhone, porque tiene rastreador.

“Mi papá es coleccionista de cuchillos, se llevaron varios (más de 30) que tenían mucho valor afectivo y muy viejos. Cosas de decoración que eran muy apreciadas por la familia, también”, manifestó con pesar el presidente del Club.

Calculan que deben haber permanecido poco más de una hora. Cuando se iban, en el camino se cruzaron con el empleado que le hace las compras a Luis, que volvía de realizar “un mandado”.

Lo obligaron a detener la marcha, se subieron al vehículo (el Corsa) y se lo llevaron. Lo mantuvieron secuestrado durante 50 minutos, aproximadamente, en los cuales lo lastimaron de diversas formas.

OCHO PUNTOS DE SUTURA

Después de recorrer algunos kilómetros, lo empujaron afuera del auto en la ruta 53, cerca “de La Capilla, por Florencio Varela”. Caminó unos 1.500 metros hasta que arribó a una comisaría y llamó a su padre, que lo fue a buscar. Por un corte en la cabeza le dieron ocho puntos .

“Es la primera vez que nos ocurre. Este es un lugar de amigos, de asado y de polo. Ahora estamos muy tristes”, remarcó Sánchez Fontán. Hay datos que les hacen sospechar de “un trabajo previo”. En esa línea, refirió que “entra bastante gente. No tenemos una sospecha específica, pero creemos que algún tipo de dato tenían. Por caso, que el vigilador iba a llegar una hora y media más tarde, a las 21.30. Se tomaron su tiempo para revisar casa por casas y se fueron antes de que llegue”. Además, los “vinieron a pie” a un sector rodeado de countries. Matías contó que “justo estábamos cambiando el cableado del sistema de seguridad y teníamos una cámara sola. Esa única que funcionaba la dieron vuelta”.