Sandalias

Hoy tomé mate con mi madre.

Estábamos solos, frente a frente, en una ronda en silencio.

Vi las arrugas de su rostro, arrugas que crecieron conmigo.

Quise decirle muchas cosas, una por cada mate que le cebaba.

Las palabras se me atragantaban.

Tanto tiempo.

Ella estaba absorta, concentrada en los trocitos de yerba que flotaban.

De vez en cuando sus ojos cansados se detenían sobre la planta.

La vi vieja, sentada en la reposera.

Después, ella se fue cuando cayó la tarde.

Yo estaba descalzo.

En el patio vacío quedaron la reposera y las sandalias.

 

Texto Marco Andrés Quelas
Foto Leandro Pacheco

 

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