¿Colonia sí, patria no?
Edición Impresa | 12 de Julio de 2020 | 03:40
Por IRENE BIANCHI
irenebeatrizbianchi@hotmail.com / @IRENEBIANCHI
- ¡Hola, chiquis! ¡Quiero verlas con escarapelas, eh! ¿Dónde está ese sentimiento patriótico?
- Seguro que a ustedes les va a parecer horrible lo que creo al respecto, pero a veces pienso que nos hubiera convenido seguir siendo colonia.
- ¡Va de retro, blasfema! ¿Colonia española?
- ¡No! Inglesa. Estaríamos como Australia.
- No creo. Nos la hubiéramos ingeniado para arruinar todas las buenas oportunidades. Somos expertos en eso. Saboteadores profesionales. Nos tropezamos con los cordones.
- ¿Vos decís que Liniers estuvo mal en echarlos? ¿Lo dirás en broma, no?
- Igual seguimos siendo dependientes, chicas. Con una deuda externa sideral, impagable.
- Peor la deuda interna, Susy. La que desnudó este bicho maldito. Nunca más expuesta la inoperancia y corrupción de nuestros gobernantes desde hace décadas. Se llenaron los bolsillos y vaciaron el país.
- A mí se me caería la cara de vergüenza si me encontrara con patriotas de la talla de San Martín, Sarmiento, Belgrano, Moreno. Todos los que sacrificaron la vida para darnos una gran Patria.
- Al revés de los que sacrificaron la Patria para darse una gran vida, ¿no?
- Yo para no amargarme pensando en cómo nos fuimos al tacho con prisa y sin pausa desde la época del Virreynato, estoy investigando un tema muy interesante.
- Dejáme adivinar, Moni. ¿Las mutaciones del virus? ¿El retorno de la peste bubónica?
- ¡Ni me hables! Hay que ser marmota para lastrar una marmota cruda, che.
- No me digas, Moni, que estás buscando la vacuna que extermine al enemigo invisible.
- No. Algo más banal, pero divertido. ¿Oyeron hablar del “Coronasutra”?
- ¿Pariente del Kamasutra?
- De la misma familia. Consejos para sexo en cuarentena.
- Que yo sepa, Moni, todas nosotras estamos más solas que Bolsonaro en la Gay Parade.
- Pero una nunca sabe. Este encierro va a durar para siempre. Puede aparecer un delivery boy, un canillita, un vecino que pide azúcar, el sodero de mi vida, el cartero que llama dos veces. Hay que estar preparadas.
- ¿Y qué aconseja esa sesuda bibliografía, Moni?
- En principio, nada de besos ni de posturas cara a cara.
- ¿Y entonces?
- Elemental, Watson. La vieja y gloriosa postura del perrito. A la vieja usanza.
- ¿Y la previa? ¿La franela? ¿El pre calentamiento? ¿El chape?
- Hay que prescindir de todo eso e ir directo a los bifes. Rapiditos, que le dicen.
- ¡Ay! No me gusta. Muy frío. Demasiado expeditivo. Suena a trámite.
- Otra cosa: hay que hacerlo con barbijo.
- ¿En serio? ¡Me muero muerta! ¿Tipo quirófano?
- Bueno, para ponerle un poco de picante, te podés disfrazar de enfermerita, o el caballero de enfermero.
- ¿Qué caballero?
- El que aparezca, qué sé yo.
- No se gasten, chicas. No es para tanto. El sexo está demasiado sobrevaluado últimamente.
- ¡Claro! Y las uvas están verdes, ¿no, Norita? Las fábulas de Esopo, tu libro de cabecera.
- ¿O querrás decir que buey solo bien se lame?
- Ponéle. También.
- Las dejo chicas. Voy a recalentar los restos de locro que me quedaron del 9 de julio.
- ¿Le pusiste mucho choclo, Lili?
- Sí, ¿por?
- Digo, por las bombas de estruendo a posteriori. Matás dos pájaros de un tiro.
- ¿Ves? Una de las ventajas de la soledad. Flatulencia con licencia. ¡Chin, chin!
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