Los repartidores siguen en la mira, sobre todo por la moto y la mochila

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En blanco y negro, la secuencia que registró una cámara de seguridad de Los Hornos exhibe en pocos segundos la inseguridad a la que se enfrentan a diario los repartidores en La Plata, un servicio que se volvió esencial en estos tiempos de pandemia y encierro obligatorio.

La imagen no deja lugar para la duda: un joven que espera en su moto a que el cliente abra la puerta de la casa para entregarle el pedido, una luz que se refleja a sus espaldas, la víctima que baja y se da vuelta, levanta los brazos y tras hacer unos pasos hacia atrás observa cómo dos ladrones se llevan con absoluta tranquilidad el vehículo con el que se gana la vida, con la caja y la mercadería.

La víctima no sufrió heridas puesto que se alejó sin ofrecer resistencia. Ocurrió antenoche frente a una vivienda de 150 entre 58 y 59, de donde los delincuentes escaparon sin problemas. Los problemas empezaron ahora para el hombre que se quedó sin su herramienta de trabajo. En las últimas semanas esta modalidad delictiva se volvió recurrente y peligrosa. Los delincuentes están armados y tienen un objetivo claro: quedarse con las motos o bicicletas de los repartidores.

“Ya no se llevan la plata que tenemos encima ni los celulares, van derecho a la moto”, graficó recientemente un delivery que pertenece a la app Glovo. A esa circunstancia se le suma otra cuestión no menor, y es que los ataques suceden en cualquier parte de la Ciudad.

Sostienen los damnificados, que lo que falta “es algún tipo de operativo de tránsito que pare a los que no llevan casco o anden en actitud sospechosa”. Y un problema que se suma al anterior es que han ocurrido muchos asaltos ejecutados por falsos repartidores que usan las mochilas o las cajas de las empresas más conocidas para recorrer las calles sin restricciones.

El servicio de delivery por aplicaciones no dejó de funcionar desde que comenzó la cuarentena, se nos nombró entre los “trabajadores esenciales” y salimos a la calle a poner nuestra parte. La inseguridad es un problema de la sociedad en general y nadie está exento, pero si el hecho ocurre trabajando para una empresa que unilateralmente decide horarios, zonas y valor del trabajo y a la vez desconoce la relación laboral a la hora de responder por las pérdidas, el problema no es solo inseguridad, hay abandono”, lamentaron.

 

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